En el archipiélago de las Islas Marianas en el Pacifico Occidental hay unas misteriosas formaciones submarinas, configuraciones que parecen haber sido efectuadas de forma artificial y como si por una enorme plataforma dotada con orugas hubiese dragado el fondo submarino hace millones de años.
¿Quizás el mítico continente desaparecido de Mu?, lo cierto es que la ubicación coincide y la antigüedad de los EVIDENTES vestigios parecen no dejar lugar a dudas de que quizás una civilización pre-humana habitó aquel que llamamos inocentemente nuestro planeta.
La existencia de la llamada cámara de registros que ubicaban debajo de la Esfinge en la Meseta de Giza (Egipto) parece que es cierta según los últimos hallazgos, de esa cámara la hablaba hace muchos años el psíquico Edgar Cayce quien aseguraba no solo que existía si no que en ella se encontraba una “biblioteca” que demostraba la existencia de una civilización pre-faraónica muy avanzada vinculada a la ancestral Atlántida y que desapareció, dejando como si de una cápsula del tiempo se tratase, la llamada Cámara de Registros de Giza.
El gobierno Egipcio, se ha apresurado a negar la existencia de dicha cámara, lo cierto es que ya en otras ocasiones ha negado la existencia de ciertos hallazgos para posteriormente demostrarse que efectivamente eran reales, esa habitual negativa de las autoridades egipcias, viene explicada debido a que en dicha cámara se esfumaría la idea de que fueron los egipcios quienes construyeron la obra arquitectónica mas grande y compleja que el hombre hubiese efectuado, destruyendo el orgullo egipcio de tal proeza.
Os invitamos a visionar el siguiente video donde hablamos de todas estas cuestiones en profundidad.
A 27º 7’ 10’’ latitud sur y 109º 21’ 17’’ longitud oeste, se encuentra la isla de Pascua, una joya dentro de los misterios arqueológicos que salpican diferentes rincones del planeta.
El día de Pascua de 1722, el marinero holandés Roggeveen desembarca en esta pequeña isla volcánica de la Polinesia. Allí hace un hallazgo que le dejara impresionado; el descubrimiento de cientos de esculturas (algunas de ellas de más de veinte metros de alto) que representan siluetas humanas completas, aunque sus cabezas son tan desproporcionadas con respecto a sus cuerpos que, durante mucho tiempo, se conocerían con el nombre de “cabezas” o “bustos”.
El nombre exacto que estas colosales representaciones reciben en el idioma nativo es “moai” (literalmente “escultura”), se estima que su número ronda las 600 efigies, todas ellas talladas en tuba, roca del volcán Rano Raraku y su datación oficial oscilaría en torno a los 700 años de antigüedad.
Estos moais están catalogados en dos tipos según su características: los que se están recubiertos de símbolos y se encuentran en la ladera del volcán Rano Raraku y los que se encuentran situados en muros paralelos a la costa, de espaldas a la playa, y coronados con sombreros cilíndricos llamados “pukaos” y que fueron tumbados en el siglo XVIII después de fuertes enfrentamientos entre nativos que terminaron en una cruenta guerra tribal. En un primer momento se estimó que sus órbitas oculares se habían dejado vacías a propósito, hasta que el 1978 el arqueólogo pascuense Sergio Rapu halló inmensos ojos de color blanco esculpidos con coral y toba roja y que posteriormente se le añadieron a algunos de los moais para que recuperasen su aspecto original.
Probable aspecto que tendrían los moais originales con sus «sombreros» y «ojos». Imagen cortesía de videojuego.wikia.com
En 1950, el marino noruego Thor Heyerdhal estimó que los primeros pobladores de la isla serían gentes provenientes del Perú y que, posteriormente, la isla sería colonizada por sucesivas tribus llegadas de la Polinesia. De hecho, en 1947, se llevó a cabo la expedición de la Kon-Tiki, una balsa que realizó una travesía entre Perú y la Polinesia con la intención de demostrar el origen amerindio de las poblaciones polinesias. A pesar de ello, hoy en día se considera que las ancestrales comunidades isleñas no tienen ningín vínculo con antiguos colonos llegados del continente americano.
En cualquier caso, según la tradición pascuense, el primer habitante de la isla fue un personaje conocido con el nombre de Hotu Matua, quien habría arribado a la isla desde alguna parte de la Polinesia acompañado de su esposa. Unos treinta reyezuelos habrían sucedido a Hotu Matua hasta 1862. Un segundo rey (o jefe militar) era elegido todos los años. La tradición estipulaba que todos aquellos guerreros que deseasen detentar dicho rango debían encontrar, antes que sus rivales, el primer huevo que las golondrinas ponen sobre el vecino islote de Moto Nui. La competición se realizaba cada primavera, después de una ceremonia consagrada a una especie de divinidad conocida como el Hombre-Pájaro.
En aquel año, 1862, los negreros peruanos diezmaron casi en su totalidad la población nativa de la isla de Pascua que, hasta la fecha, estaba constituida por una comunidad eminentemente pescadora y agricultora, muy jerarquizada y combativa. Hoy en día, la población de Pascua se reduce a unos 5.000 habitantes que ya casi nada tienen que ver con los antiguos pobladores de la isla.
Muchos investigadores, arqueólogos e historiadores se han aventurado a buscar alguna clase de significado sobre aquellos magníficos monumentos que la isla esconde. Puede que las tablillas de madera que los nativos nos han legado contengan alguna clase de explicaciones sobre el que sigue siendo un misterio. Estas tablillas, llamadas “rongo-rongo” están talladas con signos que se presentan indescifrables. Desde 1950, multitud de investigadores han dedicado parte de su vida a intentar, en vano, descifrar aquella amalgama de signos con figuras de animales, plantas, antropomorfas…
Fragmento de tablilla Rongo-Rongo encontrada en la isla de Pascua. Imagen cortesía de lonelyplanetimages.com
Uno de los investigadores que trató de arrojar algo de luz sobre las construcciones fue Thor Heyerdabl, que en 1955 consiguió izar una escultura de veintitrés toneladas en dieciocho días y con la ayuda de solo doce pascuenses. Para lograrlo se aprovisionaron de tablones que usaron a modo de palanca; una vez izada una parte de costado se colocaban piedras debajo de ella. Después iban levantando poco a poco dicho costado, colocando más piedras debajo hasta así lograr ponerla totalmente vertical para terminar enderezandola con cuerdas. Pero, lo que Hayerdabl no pudo explicar fue como fueron puestos los sombreros de las estatuas, algunos de varias toneladas de peso.
El como fueron transportadas las esculturas desde su lugar de construcción hasta donde hoy reposan también fue motivo de numerosos interrogantes. En 1955 se intentó un experimento recostando algunos de los colosos sobre un lecho de madera a modo de trineos tirados por cuerdas. El experimento resultó mas o menos satisfactorio aunque no llegó a ser concluyente, pues muchas de las piezas comenzaron a deteriorarse gravemente en el transporte. A la vez, surgió otra pregunta.. ¿ Tendrían los nativos pascuenses capacidad para construir gigantescos trineos de madera? Y es que la isla de Pascua (de origen volcánico) cuenta con una vegetación muy pobre en la que escasean los árboles. El botánico inglés John Fenley afirma que, en el pasado, la isla estaría cubierta por densos bosques. El hallazgo, en 1983, de de algunas nueces de jubea (frutos de un árbol conocido como “palmera de Chile”) parecen abalar dicha hipótesis, lo que proporcionaría a los nativos unos amplios recursos madereros para construir tanto tablones de madera como grandes trineos.
Otro de los grandes enigmas es la función de los propios moais. Existe una axioma fuertemente arraigado entre historiadores y arqueólogos que sostiene que ante cualquier artilugio, monumento, abalorio, pintura u objeto que carezca de alguna función específica sea catalogado como “objeto de culto”, “ mágico”, “ religioso”, “ritual” o “chamánico”. De esta manera, la comunidad científica se escapa de engorrosos interrogantes a la hora de dar sentido a algunos extraños artilugios que carezcan de cualquier clase de funcionalidad concreta. Siguiendo dicho axioma se estimó que las esculturas de Pascua responderían a alguna clase de ancestral culto a los muertos o a los ídolos. Hay autores que también afirman que probablemente su propósito era el de “cuidar de la isla”, pero el hecho de que las esculturas estén giradas hacia la tierra, y no hacia mar, vuelven a esta hipótesis poco concluyente.
Pero lo mas misterioso e interesante del tema se descubriría recientemente, aunque algunas fuentes aseguran que ya en 1915 se tenia conocimiento de este hecho. Me refiero al enigma que nos presentan alguno de estos moais, en concreto, aquellos cuyo cuerpo se encuentra enterrado bajo tierra, algunos a una profundidad de hasta 8 metros. Si estas estimaciones son ciertas, no nos quedara mas que afirmar que dichas construcciones se remontarían a un tiempo antiquísimo (unos 15.000 años de antigüedad), en una época coincidente con la era postglacial caracterizada por el numero de tsunamis y el aumento del nivel del mar. Esta época, que coincidiría con el Paleolítico Superior, conllevaría una total ruptura con lo expuesto anteriormente ya que, muy probablemente, la isla de Pascua incluso podría carecer que cualquier tipo de presencia humana en aquel tiempo a la vez que se presenta imposible que la construcción de tales monumentos pudieran llevarse a cabo con la tecnología de la época, cuando las mayores representaciones artísticas se limitaban a algunas pinturas en cuevas.
Profundidad que alcanzan algunos moais cuyos cuerpos permanecen enterrados bajo varios metros de tierra. Imagen cortesía de starviewer.files.wordpress.com
Elena Blatvasky fundadora de la sociedad teosófica en 1875, siguiendo los postulados de Philippe Sclater (quien acuñó el termino de Lemuria en 1850) sostiene que los moai fueron construidos por antiguos habitantes de Lemuria, un mundo altamente civilizado que sería el equivalente, en el océano Indico, a la Atlántida.
El coronel Curchward, por su parte, cree que lo antiguos habitantes de isla y los colosales esculturas son una reminiscencia material de la avanzada civilización de “Mu”, que se habría extendido desde el norte de Hawai hasta el sur del continente.
Para otros, la isla de Pascua no habría pertenecido a Mu ni a Lemuria, sino que sería alguna clase de enclave colonizador atalante hacia el Pacifico e Indico.
Para alguno, los moai son las representaciones de antiguos visitantes del cosmos que habrían entrado en contacto con las antiguas civilizaciones amerindias. Y es que los pocos pascuenses mestizos que perviven a día de hoy sostienen que dichas esculturas son la representación de ancestros poderosos y poseedores del maná (un particular poder mental). ¿Tal vez estos misteriosos visitantes espaciales ayudaron a los pascuenses a construir y levantar tales colosos de piedra en la isla?
A día de hoy la isla de Pascua sigue siendo uno de los rincones de la Tierra en la que antiguos alardes de construcción siguen resultandonos inexplicables si nos basamos en la tecnología de la época y ciñendonos a los postulados que defiende la ciencia histórica. Actualmente, se encuentran unas 400 estatuas en la cantera excavada a la falda del Rano Raraku sin terminar, sin que se conozca la razón de abandonar tan colosal obra. Mientras, 600 increíbles esculturas vigilan hoy la isla de Pascua sin que sepamos quién las construyo, cuando, como y con qué propósito…
Marte esconde un misterio origen que la astronomía oficial no parece contemplar, en el siguiente vídeo, hablamos sobre Marte y Faetón (Phaeton), el planeta destruido por un terrible cataclismo hace miles de millones de años.
¿Esconde «La Iliada» un mensaje codificado entre sus mas de 15.000 versos? ¿Fue Homero su autor? ¿Quién era realmente este personaje? Hoy, desde MD, vamos a viajar por los misterios de las antiguas civilizaciones y de los conocimientos de esa ancestral humanidad que un día se perdieron en la noche de los tiempos.
La Ilidia es una obra titánica; veinticuatro cantos y 15.690 versos forman esta epopeya datada hacia el 800 a.C. En ella, se narra el rapto de la bellísima Helena (esposa del rey Melenao de Esparta) por Paris, hijo del rey de Troya, que se la llevo a esa ciudad y de como los espartanos armaron sus tropas para vengarse de este deshonroso ultraje. Durante siglos, los historiadores habían pensado que la historia era ilusoria y que la ciudad de Troya no era mas que una leyenda hasta que en el año 1869, Heinrich Schliemann descubrió los restos de Troya en la actual Turquía. A pesar de que hasta día de hoy siguen sin aparecer evidencias de la batalla narrada en La Iliada, este hallazgo dio toda una lección a los historiadores venideros al demostrar que jamas se debe considerar como un mito cualquier información legada por nuestros antepasados.
Pero la existencia de esta mítica ciudad no era, ni mucho menos, lo que La Iliada guardaba oculto entre sus paginas. Varios traductores de la obra, ya habían intuido que La Iliada no solo era un canto a una batalla entre dos ciudades… había algo mas. Alexandre Pope, que realizó la traducción al ingles en 1715, decía en el prefacio que en la epopeya existían “innumerables conocimientos, secretos de la naturaleza y la filosofía”. W.F. Jackson Knight, en un ensayo sobre la obra, afirmaba que ocultaba algo; una ciencia o filosofía de alto nivel.
Los «héroes-estrellas» de La Iliada
Edna Johnston dio con la clave hace justo 60 años. Edna Johnston Leigh era una joven estadounidense aficionada a la astronomía que, durante la Segunda Guerra Mundial, se caso con un piloto de la RAF y emigro al Reino Unido. Allí comenzó la lectura de La Iliada y encontró en ella algo curioso. En el segundo libro se describía de forma muy detalla los 45 regimientos griegos que asediaron Troya. Era una parta larga, que rompía un tanto el ritmo de la obra y que, tratándose de un texto destinado a recitarse, todo aquel soliloquio se tornaba, cuanto menos, irrelevante. Pero fue esta lectura lo que le hizo a Edna recordar un poema del 270 a.C. de un discípulo de Platón llamado Aratus. En este poema, titulado “Phaenomena”, Aratus enumera las 45 constelaciones que formaban el firmamento… ¿ Existía un paralelismo entre los 45 regimientos que describía La Iliada con las constelaciones?
Imagen actual de las constelaciones del hemisferio norte, cortesía de www.astronomos.org
En La Iliada se citan y describen, con todo lujo de detalles, unos 650 guerreros. Para Edna Johnston, cada uno de ellos se correspondía con alguna importante estrella del firmamento. Así pues, Aquilesrepresenta a Sirio, la estrella mas brillante del Can Mayor (Homero describió el acercamiento de Aquiles a Troya haciendo referencia a Sirio como “perro” de Orión); Odiseo, sería la estrella Arturo de la constelación del Boyero; Menelao(personaje de cabellos y barbas carmín) seria Antares, la estrella roja de la constelación de Escorpio; Agamenón (que levanto la mítica puerta de los leones) seria la estrella Regulo, en la constelación de Leo…
Las referencias en la obra de Homero a estrellas y constelaciones son innumerables; lo que hace pensar que se trata de la obra de un astrónomo que intenta enseñar los secretos del universo a sus oyentes en forma de parábola Eso se desprende del pormenorizado estudio de sus obras. Pero ahí no queda todo, aun existe algo mas enigmático y misterioso.
En primer lugar, hay que decir que la figura de Homero sigue desconcertando a los historiadores de la actualidad En mis años como estudiante de Historia dedicamos gran parte de un semestre al estudio de este personaje y sus obras y, en lineas generales, el planteamiento generalizado a día de hoy es que figura de Homero no es mas que un mito. En realidad sus obras no son mas que un cumulo de antiguos cantos y obras de varios autores. Esto explica, por ejemplo, los cambios de estilo literario y narrativo y las distintas partes históricas (naves, armas, penachos…) que no se corresponden entre si. La palabra “Homero” derivaria de la forma verbal “hemereou” que literalmente significa “guiar a los ciegos” (de ahí la idea de que Homero era ciego). ¿Qué significa realmente “guiar a los ciegos”? ¿Puede ser una metáfora de instruir a los ignorantes? En ese caso, las obras de Homero vendrían de antiguos saberes desconocidos que se darían a conocer mediante sus obras. ¿Quién las escribió? ¿De donde provenían esos conocimientos? ¿Quién o quienes ilustraron a sus cantores?.
La «mítica» figura de Homero, cortesía de www.4.bp.blogspot.com
Todo esto viene en referencia a lo que vamos a explicar a continuación. Y volvemos al tema que nos afecta. Edna Johnston dedicó toda su vida al estudio de la relación estelar de La Iliada hasta su muerte en 1991. Cada vez que encontraba alguna referencia astronómica comprobaba en los catálogos estelares si se habría producido alguna vez un acontecimiento similar. Y fue aquí donde descubro el gran misterio de La Iliada: el autor o autores, conocían el movimiento de la Tierra llamado “precesión”; y no solo lo conocían, sino que era el tema central de la obra.
La Tierra, en su eterno viaje por el cosmos, describe tres movimientos: El de rotación, sobre su propio eje que se completa en 24 horas; el de translación, alrededor del Sol y que completa en 365 días y un tercer movimiento mas complejo, el de precesión, que es el que describe la Tierra por su grado de inclinación (23º) sobre su eje, lo que hace que gire por el universo como una “peonza”. Esto hace que las estrellas del firmamento no sean siempre las mismas, sino que vayan apareciendo y despareciendo. Este ciclo tarde en completarse 25.776 años.
El descubrimiento del movimiento de precesión se le atribuye a Hiparco de Nicea, en torno al 130 a.C. ¿Cómo es posible que una obra escrita, al menos, 700 años antes ya daba datos de este movimiento? Y es que según Edna Johnston, La Iliada es una obra que transmite este dramático cambio en los cielos que se produjo entre el 4000 y el 8000 a.C.(¡), es decir, miles de años antes de la “escritura oficial» de La Iliada.
Movimiento de precesión de La Tierra. Animación cortesia de www.wikipedia.org
Este cambio en el firmamento nocturno se plasmaba en la victoria o la muerte de un guerrero de la epopeya. Así por ejemplo, si Menelao (Escorpio) era atacado por Pandero (Sagitario), y este moría, quería decir que la constelación de Escorpio había sustituido a la de Sagitario en los cielos. Lo curioso, como decíamos es que esto no se produjo en el 800 a.C. sino en el 4400 a.C. Mas llamativa aún, es la parte en la que Aquiles regresa al campo de batalla, esto significaría la reaparición de la estrella mas brillante del firmamento en los cielos (Sirio), hecho que se produjo en el 8700 a.C. después de su desaparición en el 15.000 a.C. Y es que todo esto nos dice que la batalla que se narra en La Iliada no seria una batalla terrestre entre soldados, sino entre estrellas en el firmamento.
¿Cómo es posible que alguien conociese estos datos tan antiguos? ¿Quién los había legado? ¿Se hallaban registrados en algún “documento” antes incluso de la invención de la escritura? Y es que se dice que los conocimientos que se encuentran en La Iliada están heredados de ancestrales saberes astronómicos de la antigua Mesopotamia. Aquella misma antigua Mesopotamia que en su día veneraba a los Annunaki… y es que los círculos, como los movimientos de la Tierra, acaban cerrándose.
¿Oculta el gobierno de EE.UU. la existencia de un conjunto funerario en el macizo del Gran Cañón? El 5 de abril de 1909, el diario estadounidense “Phoenix Gazette” anunciaba, en primera plana, el descubrimiento de un enorme sistema de cuevas y pasadizos excavados en las entrañas del Gran Cañón Este extraordinario hallazgo había sido descubierto por G.E. Kinkaid (explorador que llevaba 30 años trabajando para el Instituto Smithsonian de Washington) y la investigación del conjunto había sido encomendada al prestigioso arqueólogo de la misma institución, S.A. Jordan.
El articulo, textualemente, rezaba asi:
“G.E Kinkaid nos comunicó las últimas noticias sobre como marchan las investigaciones del que, en opinión de los científicos, no es únicamente el descubrimiento arqueológico mas antiguo de EE.UU., sino también el de mayor importancia de todo el mundo, […] Kinkaid descubrió, hace unos meses, una gran ciudadela subterránea en el Gran Cañón mientras descendía con un bote de madera por el río Colorado en dirección a Yuma procedente de Green River (Wyoming). Según ha informado, los arqueólogos del Smithsonian han descubierto de manera casi segura que el pueblo que habitaba estas cuevas excavadas en la roca eran de origen oriental y, probablemente, egipcio […] el Instituto Smithsoonian esta realizando una minuciosa investigación dirigida por el profesor S.A. Jordan. Se han explorado casi dos kilómetros del pasadizo principal que esta a unos 450 metros por debajo de la superficie y se ha hallado una sala de grandes dimensiones de la que parten pasadizos en todas direcciones, como los radios de una rueda. Se han encontrado cientos de estancias así como objetos […] que proceden de Oriente: armas de guerra, instrumentos de cobre afilados y duros como el acero […] muy demostrativos del alto grado de civilización al que llegaron esas misteriosas gentes.”
Continuaba el articulo, citado las palabras de cómo había sido el hallazgo por parte de G.E. Kinkaid descrito con sus propias palabras:
“[…] el yacimiento es casi inaccesible. La entrada se encuentra a 450 m por debajo del macizo del cañón Se encuentra en propiedad estatal y esta totalmente prohibido el acceso. Los científicos desean trabajar sin que nadie les moleste […] Bajaba por el río Colorado con un bote. Estaba solo y buscaba minerales […] descubrí en la pared oriental manchas de color en la formación sedimentaria […] la entrada a las cuevas esta encima de la meseta que la protege de miradas curiosas. Desde la entrada, unos escalones conducen hacia donde antes llegaba el río. […] después de avanzar 30 m llegue a una cámara funeraria donde descubrí las momias. Levanté una de ellas y la fotografié con flash. Me lleve diferentes objetos y seguí mi viaje hasta Yuma, donde los envié por barco a Washintong junto con un informe acerca de mi descubrimiento. El corredor principal mide 3,5 m de ancho […] a los lados hay cámaras del tamaño de una sala de estar a las que se accede a través de entradas ovaladas […] trabajados de manera tan perfecta que seguramente fueron diseñados por un ingeniero. A mas de 30 m de la entrada hay una sala en forma de cruz de varias decenas de metros de longitud en la que se halló la imagen de un dios sentado con las piernas cruzadas. En cada mano sostiene una flor de loto o una lila. Ese dios recuerda a un Buda […] es posible que se trate de un culto semejante al del antiguo Tíbet. Alrededor de este dios hay diferentes figuras mas pequeñas, muy hermosas y otras desagradables. Todas las imágenes están hechas de piedra dura semejante al mármol En el lado opuesto de la sala se encontraron instrumentos de cobre de todo tipo. Es obvio que este pueblo dominaba el arte perdido de endurecer ese metal. […] también se hallaron jarrones y urnas, así como recipientes de cobre y oro […] asimismo un metal gris semejante al platino que hasta el momento no se ha podido identificar. En todas las urnas, paredes y tablas hay misteriosos jeroglíficos en cuyo desciframiento aún se esta trabajando […] hay dos representaciones de animales, uno es de tipo prehistórico La cripta que alberga a las momias es una de las de mayores dimensiones […] todas son masculinas. Las dimensiones del conjunto son impresionantes […] podrían albergar a mas de 50.000 personas”.
Primera pagina del «Phoenix Gazette» donde se da la noticia del descubrimiento (Cortesia de www.spiritofmaat.com)
Desde ese lejano 5 de abril de 1909, no se ha vuelto a saber nada acerca del descubrimiento No se han publicado estudios, ni se ha vuelto a mencionar el tema en ningún volumen de historia para dar legitimidad al hallazgo o considerarlo como un fraude. Simplemente se ciño el silencio sobre este importante acontecimiento.
En 1995, David Hatcher Childress, del “World Explorer Club de Kempton” (Illionois), se propuso descubrir si aquel titular era falso. Para ello, se puso en contacto con el Instituto Smithsonian el cual le respondió que nunca habían llevado a cabo ninguna excavacion ni sabían nada ni de Kinkaid ni de Jordan. Es decir, el Smithsonian negaba cualquier conocimiento de aquellos hechos y de las personas citadas en ellos.
La curiosidad de Childress no ceso ahí y continuo investigando ayudado por Carl Hat. Ambos descubrieron que, en 1910, el “Smithsoian Cientific Series” (la revista de divulgación científica de la institución), mencionaba expresamente al profesor S.A. Jordan en la pagina 239. También encontraron un mapa con diversos enclaves de la zona septentrional del Gran Cañón que aparecían señalados con nombres egipcios. Al preguntar a un arqueólogo del Estado acerca de esa nomenclatura, este les respondió simplemente que, los primeros investigadores, habían bautizado aquellos lugares con nombres egipcios porque “les gustaban”. Este, también les afirmó que la zona en cuestión estaba cerrada por el peligro que entrañaban sus cuevas, de tal manera que nadie podía acceder a aquella zona del Gran Cañón.
¿Qué interés podía llevar al Instituo Smithsonian a silenciar este increíble descubrimiento? Según Childress, probablemente es la idea del “aislacionismo”. Desde hace décadas dos ideas acerca de los antiguos habitantes de Norteamérica se contraponen. Los investigadores se dividen entre los que apoyaban el “difusionismo” (una civilización primigenia se habría extendido o habría contagiado sus conocimientos y modos de vida a sus comunidades colindantes) con aquellos que abogaban por el “aislacionismo”(comunidades humanas que habría evolucionado sin contacto con sus vecinos). La Smithsonian se había decantado desde sus orígenes por esta segunda teoría, llegando a afirmar que las tribus de Norteamérica no habían tenido contacto entre si y menos un origen común.
Y es que esta archifamosa institución, parece que se empecina en mantener ocultos algunos descubrimientos. A mediados de los años 50, Frederick J. Pohl escribe una carta al arqueólogo británico T.C. Lethbridged a modo de protesta. En ella dice que en 1892, se encontraron unos extraños sarcófagos de madera en Blount County (Alabama) que se habían entregado al Instituto Smithsonian para su análisis Al parecer, esta especie de ataúdes eran extraordinariamente grandes y parecían estar tallados con alguna clase de piedra o cobre.
Pohl dice que cuando se puso en contacto con el Smitsonian para interesarme por el paradero y estudio de estos objetos, las palabra de F.M. Setzler, director del departamento de antropología de la institución fueron: “No hemos encontrado los sarcófagos entre los objetos que guardamos, aunque hay notas de que los hemos recibido”.
En 1992, David Barron, presidente de la Sociedad Gungywamp de Connecticut, insistió sobre el tema de estos extraños sarcófagos a la institución La respuesta fue que simplemente se trataban de artesas de madera. Cuando Barron realizo una petición formal para su estudio, el Smithsonian le respondió que no podían visitarse pues se encontraban en un almacén contaminado por asbesto y, por tanto, estaba prohibida su visita excepto para los colaboradores del instituto.
Childress denuncia que, un conocido historiador estadounidense (cuyo nombre pidió pertenecer en el anonimato) conoció a un investigador del Smithsonian que abogaba por la llegada a América de pueblos anteriores a Colón y esto le supuso ser expulsado de la institución Ese hombre llego a afirmar que en al menos una ocasión, el Smithsonian llego a hundir deliberadamente en el Atlántico un cargamento de “extraños objetos”.
¿A que se debe el velo de secreto que se ciñe sobre los trabajos arqueológicos de EE.UU. por parte de esta institución? ¿Por qué se ocultan hallazgos y objetos a la vista del publico? ¿Es puro “orgullo” de investigadores que se niegan a reconocer que están equivocados o se esconde algo mucho mas profundo?
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