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Realidad ilusoria
Que de la Realidad Absoluta, sólo conocemos grados, no es cosa nueva. Como tampoco lo son las afirmaciones que toda suerte de escinsiones derivadas del mazdeismo (neoplatónicos, gnosticos, cristianismo primitivos, judaismo, sufismo, hinduismo, budismo, etc…) hicieran sobre ella.
Por aquello de que el ocultismo es ciencia antes de convertise en tal (pese a que algunos opinen que es una suerte de culto a los demonios propios de un imaginario dogmático particular, producto de un severo grado de neuroticismo), hoy les traigo la siguiente noticia.
Hace aproximadamente una década, Nick Bostrom, filósofo británico profesor de filosofía de la Universidad de Oxford, desarrolló la teoría de que el Universo en que vivimos podría no ser más que una simulación informática creada por nuestros lejanos descendientes.
Por extraño que parezca, ahora, un grupo de físicos de la Universidad de Washington han desarrollado un test para probar la veracidad de tal aserto.
El estudio aparece publicado aquí.
Hay que reconcer que la idea de que la Humanidad podría estar viviendo en el interior de un universo artificial es sugerente. Desde que apareciera plasmada en 2003 en la revista Philosophical Quarterly no ha dejado a nadie indiferente.
Bostrom argumenta que por lo menos una de estas tres posibilidades debe ser cierta:
1.- Es probable que nuestra especie se extinga antes de alcanzar una etapa «post humana»1.
2.- Es muy poco probable que cualquier civilización «post humana» ponga en marcha un número significativo de simulaciones informáticas sobre su historia evolutiva.
3.- Tenemos la casi absoluta certeza de estar viviendo en una simulación informática.
En sus propias palabras: «La creencia de que hay una posibilidad significativa de que un día nos convirtamos en «post humanos» que pongan en marcha simulaciones sobre sus ancestros es falsa, a menos que no estemos ya viviendo en una simulación».
De cualquier manera, en juego la limitación de nuestras computadoras, serían necesarias décadas enteras de cálculos para que éstas pudieran ejecutar incluso los más elementales programas de simulación sobre la evolución del Universo.

Ante tal tesitura, un grupo de de físicos de la Universidad de Washington ha puesto a punto un «test» que podría realizarse ahora, o en un futuro muy cercano, y que sería capaz de discernir si, efectivamente, vivimos o no dentro de una simulación.
Hoy día, las supercomputadoras más avanzadas utilizan una técnica llamada «cuadrícula de cromodinámica cuántica» que, fundamentándose en las leyes fundamentales de la Física que rigen el Universo, son capaces de simular (con cierto éxito) diminutas porciones de él, en la escala de una billonésima de metro (algo insuficiente, pues es una dimensión escasamente mayor que la de un núcleo atómico).
Para Martin Savage, profesor de Física de la Universidad de Washington y autor principal del estudio, existen ya señales inequívocas de la presencia de ciertas restricciones físicas en las simulaciones del presente. Restricciones que seguramente se harán cada vez más evidentes a medida que las supercomputadoras puedan simular porciones cada vez mayores de Universo.
Una de esas restricciones sería la «cuadrícula base» que sirve para modelar el contínuo espacio-temporal en el que el Universo se desarrolla y que usarán también nuestros lejanos descendientes para construir sus simulaciones en un futuro lejano. Por eso, encontrar pruebas de que existen esas restricciones en nuestro Universo sería lo mismo que demostrar que vivimos en un entorno artificial.
Pero hay más. En febrero de 2009 un extraño ruido fue detectado por el GEO600. Tal sonido trajo de cabeza a los investigadores que trabajan en él, hasta que Craig Hogan, físico y director del Fermi National Accelerator Laboratory (Fermilab), de Estados Unidos, afirmó que el GEO600 se había tropezado con el límite fundamental del espacio-tiempo, es decir, el punto en el que el espacio-tiempo deja de comportarse como el suave continuo que Einstein describiera para disolverse en “granulos” (más o menos de la misma forma que una imagen fotográfica puede verse granulada cuanto más de cerca la observamos).
Según Hogan: “Parece como si el GEO600 hubiese sido golpeado por las microscópicas convulsiones cuánticas del espacio-tiempo”. Afirmando que si esto es cierto, entonces se habría encontrado la evidencia necesaria para afirmar que vivimos en un gigantesco holograma cósmico.
En cuyo caso, cabría hacerse la siguiente pregunta: «¿Podríamos comunicarnos con otros Universos si todos ellos se están ejecutando sobre la misma plataforma?». Sin duda, una más que interesante cuestión.
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1.- Cosa que, si no se ha dado cuenta, es un Perogrullo. Si no alcanzas una etapa «posthumana» te extingues y si la alcanzas, dejas de ser humano, ahora eres «posthumano». Ergo, humano dejas de ser.


