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Bisfenol A

tic

 

El Gobierno francés ha anunciado una propuesta para la prohibición en la Unión Europea (UE) del empleo del bisfenol A (BPA) en los tickets de supermercado y resguardos bancarios. La decisión no obedece a otro motivo que a los riesgos que plantea para la salud.

Ha sido la ministra francesa de Ecología, Desarrollo Sostenible y Energía, Delphine Batho, quien ha propuesto a la Comisión Europea esa prohibición después de que se conocieran los resultados de la investigación realizada por la Agencia Nacional de Seguridad Sanitaria de la Alimentación, el Medio Ambiente y el Trabajo (ANSES).

Este organismo  confirmó  lo que ya se venía anunciando desde hace algún tiempo: Esa sustancia, empleada para la impresión en esos recibos o el recubrimiento de las latas de conserva, puede causar contaminación en los seres humanos por vía cutánea,  suponiendo un riesgo para trabajadores como los que trabajan en las cajas de supermercados.

El BPA es una sustancia química contaminante que está presente en el plástico policarbonato con el que se fabrican las botellas, así como en las resinas epoxi, utilizadas, entre otras cosas, para recubrir el interior de las latas de comida y bebida.

Otros estudios además del mencionado han indicado en los últimos años que la presencia de bisfenol A en los resguardos impresos constituye un riesgo para la salud haciéndose  necesario que la UE incluya ese tóxico químico en la lista del reglamento de Registro, Evaluación y Autorización de Químicos (REACH, en sus siglas en inglés).

Batho señaló que ANSES se encargará de preparar el proyecto de decisión para someterlo a la Comisión Europea pero lanzó una petición a los industriales galos para que comiencen a aplicar un plan de sustitución de esa sustancia.

El informe de ANSES indica que el bisfenol A, presente en plásticos, latas de bebidas, conservas o amalgamas dentales es un riesgo que afecta a las mujeres embarazadas y, por su exposición a la sustancia, también para el feto.

El estudio indica que los individuos expuestos al bisfenol A ya desde que se encuentran en el útero materno tienen un riesgo mayor que otros a desarrollar cáncer durante su vida. Por no mencionar que también es un disrruptor endocrino.

El bisfenol A ha sido asociado  a alteraciones inmunológicas, efectos tiroideos, obesidad, problemas de fertilidad femeninos y masculinos, poliquistosis ovárica, anomalías cromosómicas en los fetos, adelanto de la menstruación en niñas, alteraciones prostáticas y malformaciones genitourinarias entre otras.

Investigaciones estadounidenses, publicadas en la Revista de la Asociación Médica Americana, basada en el seguimiento de centenares de personas adultas a las que se midió su nivel de concentración de bisfenol A en orina y la posible vinculación de eso con diversos problemas, encontró que existía una clara relación con la diabetes tipo 2, con problemas con los enzimas hepáticos y con problemas cardiovasculares. Mientras se achaca al sedentarimo y la mala alimentación (lo que es considerada como tal), estos efectos que una vez más han demostrado ser no vinculantes.

En animales se a apreciado como  el bisfenol A es responsable de una menor producción de esperma, anomalías genitales masculinas, cambios de conducta que entrañan cosas como mayor agresividad o peor cuidado de las crías y alteraciones en el tejido mamario que pueden propiciar el desarrollo de tumores (¿porqué la incidencia del cáncer de mama se ha convertido en una enfermedad tan común que es considerada casi de obligado paso?).

 

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Venenos. Segunda parte: Compuestos Orgánicos Volátiles.

Volátil

Lo prometido es deuda. Por ello es que hoy les presento la segunda parte de la saga «Venenos». Que ya les digo que será menos «truculenta» (a petición popular) que la anterior, aunque igualmente interesante.

Hoy día, existen situaciones o dependencias donde pueden darse exposiciones intensas a cierto tipo de sustancias contaminantes, pero también, más frecuentemente, situaciones de exposiciones a tóxicos en baja concentración que a largo plazo  pueden acabar erosionando la salud de una forma menos perceptible, pero más contundente. Y es que las recomendaciones diarias o exposiciones recomendadas quedan en agua de borraja debido a este hecho.

Vivimos en el tiempo de: «Por un poco no pasa nada», pero es la suma de esos pocos la que realmente está causando estragos. Por ponerles un ejemplo, los móviles vienen marcados con las radiaciones que emiten y cómo éstas están dentro de los márgenes de tolerancia Watio/Kilo. Ahora cojan cincuenta o sesenta móviles, réstenle uno (yo no uso), y métanlos todos en un autobús interurbano, tren o metro (con conexión wi-fi, que somos muy modernos) y sumen todos los Watios/Kilo emitidos al unísono. El margen no sólo se agranda sino que sobrepasa los límites establecidos (de los que hay que decir que en España son mucho más grandes que en casi cualquier país y no porque seamos de una pasta «especial»).

Otro ejemplo sería el tan aclamado flúor. Un dentífrico no contiene unas dosis excesivas de flúor, el agua lo contiene dentro de unos márgenes de salubridad, los chicles y caramélos también hacen lo propio con este elemento, algunas sales de mesa y otros tantos elementos. Ahora, sume las dosis de todos los elementos que lo contengan y de los que haga uso y verá como cambia el cuento.

De móviles y «flúores», les hablaré en otra ocasión. Hoy les hablaré del aire que respiramos ya que, desde mi óptica particular, considero que el aire es un factor determinante a la hora exponernos a ciertos tipos de tóxicos.

A muchas personas les preocupan problemas tales como la contaminación atmosférica urbana, que traducen – de una manera tan televisiva como sintética – en el humo de los coches (malo), el humo de las fábricas (malo, malo) y el de los cigarrillos de los fumadores (malo, malo, más que malo). Sin embargo, es más que probable que la contaminación del aire que más esté castigando nuestra salud no sean precisamente ésas, sino la que respiramos dentro de los edificios.

Los occidentales pasamos la gran mayoría de nuestro tiempo, dentro de espacios cerrados de toda índole y condición, como puedan ser: nuestros hogares, centros de estudio, de trabajo, comerciales o de ocio1. La contaminación que hay dentro de uno de estos lares es, de hecho,  varias veces superior a la que hay de media en una calle sumamente poluta.

Es un hecho, conocido por la comunidad científica2, que buena parte de nuestra exposición a contaminantes, se da en nuestros propios hogares. Y ello es algo que ha de movernos a reflexionar y, sobre todo, a actuar ya que en nuestras moradas pueden acumularse una ingente cantidad de agentes químicos nocivos procedentes de diversas fuentes, entre las que podemos destacar los compuestos orgánicos volátiles.

Los compuestos orgánicos volátiles (COVs, en adelante) son destacados contaminantes del aire. Normalmente se trata de hidrocarburos que a temperatura ambiente normal tienden a ser gaseosos y, por lo tanto, que pueden ser respirados. Por ejemplo ambientadores.

En las ciudades, verbigracia, se generan ingentes cantidades de COVs por la combustión de gasolina, y generan un considerable problema ambiental y sanitario, ya que no sólo son contaminantes dañinos por sí mismos, sino que al mezclarse con los óxidos de nitrógeno generan ozono, que por su parte es muy problemático también (sobre todo por la acción de los terpenos, que al combinarse con el ozono de los espacios cerrados producen formaldehido). Esta importancia de los COVs (por ejemplo el CO2) como contaminantes atmosféricos a gran escala ha atraído más atención legislativa que la que tiene que ver con la exposición más directa a ellos de las personas en edificios, por ejemplo. De hecho existe una serie de científicos que argumentan que las leyes sobre las emisiones de CO2, en realidad no obedecen al asunto del calentamiento global3 (aunque bien pudieran agravarlo), sino a que la combustión de ciertos elementos generadores de COVs nos está matando (cosa que evidentemente no aparecerá en la oracular pantalla de un televisor).

En los espacios cerrados pueden acumularse mucho más contaminantes volátiles al ser liberados desde disolventes, pinturas, pegamentos, plásticos, ambientadores y productos de limpieza (no sólo el humo de un cigarrillo, sino también el incienso que tanto le gusta y le relaja, porque usted es muy espiritual ¿verdad?). Según la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA) de los EE.UU. la concentración de estos compuestos suele ser varias veces más alta (más del doble en promedio según diversas fuentes), en espacios cerrados (como puedan ser los domicilios particulares) que en el exterior. En algunos casos – agárrese la peluca –  hasta 10 veces más alta que en el exterior en una planta petroquímica. Casi nada.

Son cientos de sustancias contaminantes diferentes. Entre los compuestos orgánicos volátiles tenemos sustancias como el formaldehido o el clorobenceno, y disolventes como benceno, tolueno, xileno, acetona, y percloroetileno (o tetracloroetileno).

Estas esencias pueden ser encontradas, en disolventes de pinturas y lacas, en las colas de los aglomerados de madera (que nunca fueron tan ecológicos como usted creía ya no sólo por la melanina4), y en determinados materiales de construcción, antipolillas, ambientadores, fragancias, fijadores para el cabello, aerosoles, pesticidas domésticos, cosméticos, pegamentos, limpia grasas, alfombras, impresoras (el tóner es carcinógeno) o materiales de dibujo y artesanía.

Algunas situaciones que pueden dar lugar a una prolongada exposición a compuestos orgánicos volátiles son: estar en una casa nueva con mucha madera conglomerada (o haber amueblado con mucha madera nueva de ésa clase, por ejemplo la de los muebles desmontables), haber usado determinados limpiadores químicos, haber hecho una reforma en casa, haber usado disolventes, pinturas o pesticidas, etc.

Los síntomas más inmediatos, por ejemplo ante exposiciones intensas, son irritación de la conjuntiva, molestias en nariz y garganta, cefalea, reacción alérgica de la piel, disnea (dificultad para poder respirar), náuseas, fatiga, mareos…

El vapor de formaldehido  llega a provocar  sangrado nasal si la exposición, además de prolongada, es fuerte.

Otras manifestaciones causadas por los COVs son trastornos de memoria, pérdida de coordinación, problemas visuales e hipersensibilidad entre otras.

Los efectos sobre la salud que pueden generar son muy variados dependiendo de cada compuesto volátil en particular. Muy frecuentemente, pueden acabar generando daños al sistema nervioso, al hígado o los riñones, que actúan como órganos diana.

Entre los compuestos volátiles se cuentan sustancias muy tóxicas. Por ejemplo, que pueden causar cáncer. Como el benceno, el óxido de estireno, el percloroetileno o el tricloroetileno. Otras, además de eso, pueden causar alteraciones hormonales, como sucede con el estireno o el formaldehido.

Muestra del carácter hostil de estos compuestos son los estragos que hacen en los embriones en los laboratorios de fecundación «in vitro», en los que hay que adoptar medidas extremas para filtrarlos y eliminarlos del aire (mediante cosas tales como filtros especiales con carbón activo y otros sistemas que deben ser continuamente vigilados).

La contaminación por COVs en los hogares es algo sobre lo que apenas se hace seguimiento alguno, a pesar de que se sabe que puede tener efectos sanitarios importantes. Y las normas existentes son muy limitadas a la hora de prevenir el problema debidamente. Es cierto que se ha hecho cierto esfuerzo, por ejemplo, para reducir la liberación de COVs debidas a los disolventes, pero queda demasiado por hacer en ése aspecto y en otros.

Otro factor, igualmente preocupante, es el polvo  que inhalamos de continuo en casa, pudiendo hacer que una amplia serie de contaminantes pasen a nuestra sangre a través de la respiración. Cada día respiramos entre 15.000 y 20.000 litros de aire. Por otro lado, pasamos cerca de un 70% de nuestro tiempo en espacios cerrados (16.8 horas de media con una tolerancia aproximada del ± 10%, para una ciudad media como Madrid5).

En el año 2009, varias instituciones científicas de EE.UU., con apoyo de la Agencia de Protección Ambiental, publicaron un informe  muy elocuente. Se tomaron muestras en el aire  de diferentes dependencias de numerosas casas, reconociendo más de 400 sustancias compuestos químicos. Había, por ejemplo, residuos de DDT en la mayoría de las casas,  y de PCBs en más de la mitad de ellas , pese a ser sustancias prohibidas hace muchas décadas. También altos niveles de pesticidas como el diazinon o el  clorpirifos. Y por supuesto,  ftalatos  de las fragancias. También quedaron 120 sustancias sin identificar (muchas de ellas con estructuras semejantes a las de las fragancias sintéticas).

En 2003 la Universidad de Exeter  analizó para Greenpeace el polvo de gran cantidad de casas de países europeos , como España. La muestra podía ser indicativa de lo que puede respirarse en cualquier hogar convencional. Detectándose alquilfenoles, ftalatos, el insecticida permetrina, retardantes de llama, compuestos organoestánnicos, parafinas cloradas (velitas de hippy), etc.

Sustancias, todas, que se asocian  (siempre por estudios científicos) a diferentes problemas de salud , a veces a niveles bajos de concentración, a problemas como cáncer, daños al sistema nervioso, alteraciones hormonales y perturbaciones inmunológicas.

Otros estudios se han centrado en medir solo algunos contaminantes hormonales en las casas, como alquilfenoles o ftalatos, arrojando datos igualmente alarmantes.

Se ha estudiado, por ejemplo, la concentración de contaminantes -ftalatos, bisfenol A, alquilfenoles…- que situaciones como la descrita pueden estar originando en sectores de población muy sensibles como los niños. Y ello está causando gran inquietud.

Las sustancias químicas tóxicas que acaban integrando la composición del polvo doméstico proceden en buena medida de cosas que hay en nuestras casas: electrodomésticos y aparatos electrónicos, suelos de PVC, tejidos, muebles, alfombras y moquetas, productos de la limpieza, pinturas, juguetes, productos de aseo, perfumes, ambientadores o pesticidas domésticos.

Por otra parte tenemos que bastantes personas, por ejemplo, viven junto a instalaciones industriales desde las que pueden emitirse grandes cantidades de contaminantes químicos (refinerías, industrias del cloro, papeleras, metalúrgicas, incineradoras o plantas de tratamiento de residuos tóxicos). Y también hay que estar atentos a otras zonas donde se utilizan profusamente productos químicos tales como los pesticidas en algunas áreas agrícolas. Vivir cerca del campo (o en dentro de él) se ha convertido en lo contrario a lo que debería.

Pero no hace falta que ésas fuentes de emisión o vertido de contaminantes estén a nuestra vista para que puedan alcanzarnos, no.  Debido a su volatilidad  muchos de ellos de ser transportados hasta nuestra casa por el aire, cuando no por el agua. Ya que el pesticida del campo lejano se filtra al acuífero del que nos proveemos de agua.

Además de la contaminación industrial, está también la generada por los grandes núcleos urbanos. Muchos cientos de millones de personas, según la OMS, viven en ciudades con un aire que no se considera saludable. Y se sabe que la polución atmosférica urbana viene de la mano con un mayor riesgo de afecciones tales como asma, alergias o problemas cardiovasculares. Si ha decidido tirar sus velitas, su incienso y sus ambientadores, no tiene ningún tipo de garantía. Al abrir una ventana entrará por ella lo de otro y malo será que entre lo de su «bencino»6. Que a lo peor le entran en casa Bayer y Nemacur.

Continuará…

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1.- Paradójicamente no se puede fumar porque es malo y mata, pero sí que se pueden emplear químicos altamente tóxicos (cuando no explosivos) para crear efectos visuales en forma de luz, humo, sonido, etc…

2.- Por ejemplo en los siguientes estudios:

a) Opinion on risk assessment on indoor air quality. Scientific Committee on Health and Environmental Risks (SCHER). Approved by the SCHER at the 17th plenary of 29 May 2007 after public consultation.

b) Total health assessment of chemicals in indoor climate from various consumer products. Allan Astrup Jensen  FORCE Technology and Henrik N. Knudsen SBi-Danish Building Research Institute. Survey of Chemical Substances in Consumer Products, No. 75 2006. Environmental Protection Agency. Ministry of the Environment. Denmark.

c) What household chemicals and products can pollute indoor air?. The SCHER opinion states.

3.- De hecho, la temperatura media de los planetas del sistema solar a aumentado.

4.- Es el plástico que da apariencia de madera veteada a los tableros de aglomerado. Por su elevado contenido en nitrógeno han sido utilizados fraudulentamente para adulterar alimentos para mascotas y para humanos. De esta forma simulan tener un mayor contenido proteico del producto, aunque lo vuelven tóxico.

En 2007 se detectó esta adulteración en alimentos de mascotas exportados desde China a EE. UU.. Al año siguiente se detectó en China la misma alteración en productos lácteos para bebés. Se detectó esta adulteración en leche, helados, yogures y masa para pizzas.

5.- En ciertas poblaciones de EE.UU. el porcentaje sube a 90% con tolerancia del ±1%.

6.- Entiéndase como una alusión al benceno.

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Venenos. Primera parte: Disruptores endocrinos.

 

Efectivamente, el presente artículo es tan poco halagüeño como el título que lo encabeza, no obstante creo necesario volver a incidir sobre la suerte de venenos que nos rodean y como algunos de ellos nos afectan. En formato de saga, le presento el primero de ellos. Ruego, por favor, que la extensión del mismo no les impida documentarse.

Un disruptor endocrino, también llamados disruptores/interruptores hormonales (en inglés, endocrine disruptor o EDC, Endocrine Disrupting Chemicals), es una sustancia química, ajena al cuerpo humano o a la especie animal a la que afecta, alterando el equilibrio hormonal de los organismos de una especie,  generando la interrupción de uno o varios procesos fisiológicos controlados por hormonas, o de generar una respuesta de mayor o menor intensidad de lo normal.

Variados en número y estructura, pueden tener un origen natural o artificial.

Cuando de común se habla de disruptores endocrinos, se hace referencia a aquella sustancias contaminantes  que tienden a causar:

a) Infertilidad

b) Cambio de sexo1.

La principal vía de exposición humana a estas sustancias es la alimentación, especialmente por la contaminación procedente de materiales que están en contacto con alimentos, ya sea durante su procesamiento (químicos en su crecimiento o preparado) o en envases y recipientes alimentarios (tales como latas de conserva o biberones).

La relación entre respuesta y dosis no es lineal y pueden observarse diferentes modelos incluso en dosis bajas de unas pocas partes por billón. Los modelos más comunes son:

1.- Aumento acelerado: A una mayor dosis, una mayor respuesta, con variación monótona y agravamiento progresivo de los efectos.

2.- Efectos agravados para dosis muy bajas o altas.

3.- Efectos agravados para dosis intermedias.

Si tenemos en cuenta la latencia o retraso de los efectos respecto de la exposición, y los efectos acumulativos en el medio o en organismos, se deduce la dificultad de establecer un modelo único de acción y de establecer los valores límite.

Los disruptores endocrinos tienen características peculiares en su toxicidad. Dichas características son:

a) El momento de la exposición es decisivo para poder diagnosticar la gravedad del efecto y la evolución posterior. Hay efectos distintos dependiendo de la fase del desarrollo (embrión, feto, organismo perinatal o adulto). Las lesiones pueden llegar a ser irreversibles si la exposición se da en períodos con una elevada diferenciación celular2.

b) Los efectos no aparecen en el momento en que se da la exposición. En la mayoría de los casos, dichos efectos son observables en la progenie. Si la exposición ha sido de tipo embrionaria, las consecuencias no son evidentes hasta que se alcanza el estadio adulto del individuo.

c) Dadas las complejidades mencionadas anteriormente, no hay una dosis de exposición umbral que muestre un efecto tóxico del compuesto. En  caso de haberla, se trata de un nivel inferior al reconocido como límite de seguridad para otros aspectos toxicológicos.

d) Actualmente se sabe de la existencia de casos en que se produce una acción conjunta de varios disyuntores endocrinos. Es decir, se pueden experimentar efectos sinérgicos, aditivos o antagónicos3.

latas

En animales,  tras exponer embriones en desarrollo a estos contaminantes, se ha observado efectos permanentes sobre la salud  al llegar al estado adulto. Por ejemplo:

1.- Niveles anormalmente altos o bajos de ciertas hormonas en sangre. Consiguiente aparición de enfermedades hormono-dependientes: disfunciones tiroideas4, alteraciones en el crecimiento, disfunciones metabólicas congénitas.

2.- Reducción de la fertilidad (menor eficacia del apareamiento) y aumento de la esterilidad, en ocasiones acompañada de alteraciones de la conducta sexual y del sistema inmunitario.

3.- Modificación de caracteres sexuales secundarios y alteraciones anatómicas:

a) Masculinización de hembras.

b) Feminización (desmasculinización) de machos (reducción de tamaño de testículos y pene.

c) Testículos retenidos en abdomen (criptorquidia).

d) Tumores y malformaciones en órganos sexuales femeninos (trompas de Falopio, útero y cérvix) y masculinos.

e) Alteraciones óseas: pérdida de densidad y malformaciones.

(Imagen «eliminada» por los electroduendes)

A esto se ha de añadir que:

Los efectos de estas sustancias son diferentes al actuar sobre el embrión, el feto, el recién nacido o el adulto.

Los efectos son mayores en recién nacidos e individuos jóvenes que en adultos.

Si la exposición se produce sobre individuos jóvenes, los efectos a largo plazo son mayores, aunque pueden demorar su aparición hasta la madurez.

Por otro lado, ahora – que no antes – se empiezan a vincular varias enfermedades posiblemente originadas  por la presencia en el ambiente de sustancias con capacidad de alterar los equilibrios hormonales, aunque – por el el momento – falta establecer el mecanismo concreto que explica estos cambios.

Vistos en humanos, han sido, los siguientes efectos:

1.- Deterioro de la salud reproductiva humana.

a) Drástica disminución del recuento espermático en países desarrollados, hasta del 50%.

b) Mayor incidencia de criptorquidias, hipospadias y otras alteraciones en el desarrollo del aparato genitourinario.

c) Aumento de alteraciones del desarrollo sexual (menarquia precoz en niñas5, ginecomastia6) y de enfermedades hormono-dependientes como la endometriosis7.

d) Aumento de la incidencia de tumores en órganos sexuales: mama, útero y ovarios; próstata y testículos.

2.- Mayor incidencia de abortos, bajo peso al nacer y malformaciones congénitas.

3.- Problemas en el desarrollo del sistema nervioso central. Problemas de concentración y aprendizaje.

4.- Alteración de los niveles de hormonas tiroideas y sexuales.

Algunos disruptores endocrinos famosos son:

Alquilfenoles: p-nonilfenol, octilfenol.

Bisfenol – A, del que próximamente les hablaré.

Ftalatos

Estireno

DDT (diclorodifeniltricloroetano), insecticida.

Dioxinas (PCDDs) y furanos

Disolventes: 1,2,4-triclorobenceno, percloroetileno, octacloroestireno

PBDE (Polibromodifeniléteres)

PBB (Polibromuros de bifenilo)

PCBs (policloruros de bifenilo), lubricantes y refrigerantes industriales8.

Resorcinol. Antiséptico dermal para cerca del 80% de colorantes y fármacos.

Tributilestaño

Entre otros.

Continuará…

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1.- Bien es cierto que en humanos maduros  no tienen un efecto tan radical como en peces e invertebrados, pero sí que afectan a la fertilidad, al sexo del embrión (nacer sólo niñas, verbigracia) y pueden provocar pequeñas deformaciones como genitales ambiguos o testículos invaginados que no bajan al escroto.

2.- Organogénesis.

3.- Olmos Ruíz, Begoña T. (2005). Exposición medioambiental a xenoestrógenos y riesgo de criptorquídia e hipospadias. Editorial de la Universidad de Granada.

4.- Tan de moda en nuestros días. ¿Qué hay más ordinario que una operación de tiroides?

5.- Menstruaciones precoces. En caso extremo disminorreas (las tan comunes «menstruaciones dolorosas», que de común no tienen nada).

6.- Engrandecimiento patológico de una o ambas glándulas mamarias en el hombre.

7.- Crecimiento anómalo del tejido endometrial (endometrio) fuera del útero. Una enfermedad, dicho sea, bastante rara hasta hace poco.

8.- Por poner algunos ejemplos ilustrativos:

En 1933, se vieron los efectos sobre la salud de la exposición de los trabajadores que manipulaban estas sustancias en su planta de Alabama.

En 1935, Monsanto compró la compañía y se encargó de la producción en Estados Unidos y de la licencia internacional sobre el proceso de fabricación. General Electric (GE) fue una de las últimas compañías estadounidenses en incorporar a los PCBs en su producción.

Entre 1952 y 1977, la planta de GE en Nueva York había vertido más de 230,000 kilogramos de residuos de PCB al río Hudson. Los PCBs fueron los primeros compuestos descubiertos en el medioambiente  que estaban más  alejados de su fuente de emisión, descubrimiento realizado por científicos suecos que estudiaban el DDT.  Los efectos de una exposición aguda al los PCBs eran bien conocidos por las compañías que siguieron los procesos de fabricación de Monsanto, pues vieron los efectos en sus propios trabajadores que habían estado regularmente en contacto con el producto. El contacto directo con la piel produce una severa reacción similar al acné, llamada cloracné.  La exposición aumenta el riesgo de cáncer de piel,  cáncer de hígado, y cáncer de cerebro. Mientras se demoniza el tabaco (que ya les digo que tampoco es bueno). A este punto, Monsanto intentó durante años minimizar los efectos nocivos sobre la salud de la exposición a los PCBs para poder continuar con las ventas. Los efectos perjudiciales sobre la salud humana debido a la exposición a PCBs se hacen innegables después de dos incidentes separados en los que aceite de cocinar contaminado envenenó a miles de residentes en Japón y Taiwán, lo que condujo a una prohibición internacional del uso de PCBs en 1977.

Mientras, en España padecíamos el síndrome tóxico que se achacó al aceite desnaturalizado de colza, cuando en realidad aquella epidemia estaba producida por los femanifos de los pesticidas nematicidas organofosforados de la casa Nemacur con los que se trataban los tomates. Por aquel entonces el que fuera ministro de Trabajo, Sanidad y Seguridad Social, Jesús Sancho Rof, merecedor de un escarmiento público como poco, tranquiliza a la población, vía televisiva, diciendo: «El mal lo causa un bichito. Es tan pequeño, que si se cae de la mesa, se mata».  A día de hoy, si se quiere optar a la indemnización se ha de obviar que nos envenenasen con pesticidas, a la vez que se ha de cargar contra el aceite de colza.

Recientes estudios* demuestran la interferencia sobre el sistema endocrino de ciertos compuestos pertenecientes a los PCBs que son tóxicos para el hígado y la glándula tiroides, incrementa la obesidad infantil en niños expuestos antes de su nacimiento, y pueden aumentar el riesgo de padecer diabetes. Por lo que quizás tampoco la culpa sea de los «malignos» – y entiéndase bien – bollos. Si un niño tiene más tetas que su madre, a parte de esto tiene un problema hormonal.

* Por ejemplo:

Kodavanti P. (2006). «Neurotoxicity of Persistent Organic Pollutants: Possible Mode(s) of Action and Further Considerations». Dose Response 3 (3): pp. 273–305. doi:10.2203/dose-response.003.03.002. PMID 18648619.

Mullerova D, Kopecky J, Matejkova D, Muller L, Rosmus J, Racek J, Sefrna F, Opatrna S, Kuda O, Matejovic M (December 2008). «Negative association between plasma levels of adiponectin and polychlorinated biphenyl 153 in obese women under non-energy-restrictive regime». Int J Obes (Lond) 32 (12): pp. 1875–8. doi:10.1038/ijo.2008.169. PMID 18825156.

«Polychlorinated biphenyls and terphenyls (EHC 2, 1976)». International Programme on Chemical Safety. Consultado el 14-03-2009.

Uemura H, Arisawa K, Hiyoshi M, Satoh H, Sumiyoshi Y, Morinaga K, Kodama K, Suzuki T, Nagai M, Suzuki T (September 2008). «Associations of environmental exposure to dioxins with prevalent diabetes among general inhabitants in Japan». Environ. Res. 108 (1): pp. 63–8. doi:10.1016/j.envres.2008.06.002. PMID 18649880.

Verhulst SL, Nelen V, Hond ED, Koppen G, Beunckens C, Vael C, Schoeters G, Desager K (January 2009). «Intrauterine exposure to environmental pollutants and body mass index during the first 3 years of life». Environ. Health Perspect. 117 (1): pp. 122–6. doi:10.1289/ehp.0800003. PMID 19165398.

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¿Una mujer al frente de la Iglesia Católica? La Leyenda de la Papisa Juana

Ya que el tema del Papado (por razones obvias) es la moda del momento y que yo mismo he abordado en un par de artículos anteriores haciendo publicas mis sospechas sobre que ocurrió en realidad con Benedicto XVI y la figura del nuevo Sumo Pontífice (con la que no pretendía molestar a nadie, solo expresar mi personal punto de vista empujado por las fuentes consultadas que me llevaron a concluir que todo había sido un premeditado golpe de estado dentro de los muros vaticanos movido por el interés en mantener el statu quo dentro de la banca vaticana) hoy he decidió escribir este articulo sobre una figura que se mueve en medio de la historia y la leyenda. Se trata de la conocida como Papisa Juana, una figura que, según la tradición, capitaneó los designios de la Iglesia Católica en el siglo IX.

 

Según la leyenda, mas o menos a partir del año 1000, la Iglesia habría llevado a cabo (durante 5 siglos) una oscura ceremonia dentro de los muros del palacio de Letrán. Todos aquellos que iban a ser nombrados como nuevo Papa, eran obligados a tomar asiento en una especie de trono perforado por el que un diacono tenía como oficio (o como hobby,  quién sabe) verificar palpando, la presencia de los atributos masculinos del candidato. La Iglesia ha negado la existencia de esta ceremonia, pero testimonios como los de Adam de Usk o Jacobo de Angelo confirman la existencia de tal ritual, así como también lo confirma un raro ejemplar de este polémico trono que se guarda en el museo de Louvre de París.

 

 

¿Reminiscencia de un antiguo ceremonial para confirmar la masculinidad del Sumo Pontífice? Imagen cortesía de ferelcoyote.files.wordpress.com

 

¿Tal vez la Iglesia instauró este ceremonial debido a que una mujer habría sorteado las restricciones de genero que la propia institución se había autoimpuesto? Para comprender mejor los detalles necesitamos conocer quien fue esta enigmática figura femenina que, supuestamente, un día se sentó en el mismísimo trono de Pedro en Roma.

 

Juana‘ nació en el año 822 en Ingelheim, cerca de Maguncia (Alemania). Se caracterizaba por ser una joven muy inteligente y ávida de conocimientos, que se decide a viajar a Atenas con el interés en instruirse y aumentar sus sapiencias. Juana tuvo la poca fortuna de vivir en una época en la que la cultura era patrimonio exclusivo de la Iglesia y del genero masculino por lo que, para realizar sus estudios, se hace pasar por un joven copista tomando el nombre de «Juan el Inglés«.

 Este subterfugio le permite visitar y viajar por las mas importantes abadías, entre ellas la famosa Saint-Germain-des-Prés (Francia). Cuando vuelve a Roma en torno al 850, “Juan el Inglés” es por aquel entonces considerado como un joven erudito, piadoso y, sobre todo, tocado por la gracia de la belleza.

 La Curia lo nombra Cardenal y el Papa de por entonces, León IV, le da poderes para negociar en los asuntos internacionales de la Santa Sede. Cuando León IV fallece en el 855, inmediatamente se piensa en “Juan” como su sucesor. Nadie conoce, por supuesto, su verdadera identidad y Juana accede al trono pontificio con el nombre de Juan VIII “el Angelical”, (aunque algunos le atribuyen el sobrenombre de Benedicto III).

 Juan VIII desempeña su  cargo con gran destreza y dedicación hasta abril de 858. Durante una fiesta de Rogativas, se desploma repentinamente en plena calle y, ante la atónita vista del gentío presente, da a luz un niño (supuestamente fruto de sus escarceos carnales con el embajador Lamberto de Sajonia) y muere en las horas siguientes al parto; fruto de una lapidación a la que la sometió una muchedumbre iracunda o como consecuencia del alumbramiento. El escándalo entre los fieles a la Iglesia es mayúsculo y la Papisa es enterrada a escondidas en un lugar secreto no consagrado. Se dice que este lugar pudiera estar ubicado en una estrecha callejuela entre El Coliseo y la Iglesia de San Clemente.

Miniatura realizada para el «Decamerón» de Boccacio (Siglo XV) donde se muestra a la Papisa dando a luz en plena procesión. Imagen cortesía de sobreleyendas.com

El dominico Martin de Troppau es quien nos relata la historia de la Papisa en un libro del siglo XIII titulado “Chronicon pontificum et imperatorum” (Crónica de Papas y emperadores). Algunos años antes es otro dominico, Esteban de Borbón, quien da testimonio del Papado de una mujer, aunque este lo sitúa en torno al 1100. Y no los solo estos dos sacerdotes dominicos atestiguan de este acontecimiento, otras fuentes anónimas anteriores proclaman la existencia de Juana y su pontificado. El propio Papa León IX remitiría una carta fechada a mediados del siglo XI al Patriarca de Constantinopla en la que se nombra a “una mujer que ocupó del trono de los pontífices de Roma”.

 A principios del siglo XV la existencia de la Papisa es ampliamente aceptada por la Iglesia dando fe de la historia de la misma, por lo que se intuye que no fue un bulo creado para desprestigiar a la Santa Sede por parte de alguno de sus detractores. Bien por el contrario, no sería hasta el año 1562 cuando Onofrio Panvinio, un monje agustino, puso en tela de juicio la existencia del personaje de Juana en su obra “Vitae Pontificum” (Vida de los Papas) a quien mas tarde se le uniría también el protestante David Blondel en 1647.

 Sus argumentos se basaban en la inviabilidad de la historia de la Papisa pues no podían concebir que una mujer lograse disimular su sexo durante largos años solo por el hecho de haber adoptado un nombre falso y vestirse con ropajes masculinos. Esto chocaría con la propia historia de la Iglesia Católica (que había admitido la existencia de Juana) así como los casos de las beatas Hildergarda, Eufrasia y Eugenia que parecen haber convivido con monjes hasta el momento de su muerte disfrazándose con atuendos masculinos.

 Por otro lado, parece poco plausible que pueda haber existido un papado entre el de León IV y Benedicto III. León IV murió el 17 de julio de 855 y Benedicto III fue coronado tan pronto como aquel falleció. Aunque esto abriría la puerta a pensar que, tal vez, la figura de la Papisa correspondiese con la figura de Benedicto III, ya que su existencia no se menciona en el más antiguo ejemplar del “Liber pontificalis”. Benedicto III era un personaje de gran belleza física y, según los cronistas, con una profunda aversión por aparecer en publico. A parte de estos escuetos adjetivos, poco se sabe de la figura de este Papa, salvo que murió súbitamente el 17 de abril de 858 victima de un antipapa (Anastasio) y que en realidad fue enterrado fuera de la Basílica de San Pedro según su propia voluntad pues “no era digno de estar junto a los santos”. Todos los hechos de la vida de Benedicto podrían encajar a la perfección con los detalles de la existencia de Juana, aunque algunas fuentes presentan a Benedicto III como un hombre mayor, con una poblaba barba y que, supuestamente, sus restos sí reposan entre los demás pontífices en la Iglesia de San Pedro de Roma.

¿Acaso la Iglesia habría rebautizado a Juan VIII como Benedicto III y habría creado esta falsa personalidad para ocultar el verdadero sexo de este pontífice?

 

De hecho, se dice que el origen de la leyenda sobre un Papa mujer viene por el verdadero Juan VIII, coronado como Papa en el 872. Parece que a este pontífice se le atribuyó el sobrenombre de “la Papisa” por su carácter débil frente a los sarracenos, así como por sus gestos amanerados que quizás guardaban una tendencia homosexual del mismo. ¿Acaso sería este el fruto que llevó a pensar a muchos cronistas posteriores que la figura del verdadero Juan VIII era en realidad el de una mujer? No podríamos lanzar una respuesta y, actualmente, la historia de la supuesta mujer al frente de la Iglesia Católica continua siendo, al menos de manera oficial, una simple leyenda…

¿Existio realmente la Papisa Juana? Imagen cortesía de ronaldodeynigo.blogspot.com

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Abeyas, abiejas, abejas…

 

 

Antes que alguno diga la habitual parida, decir que el título de la entrada obedece a diferentes nomenclaturas que a tal insecto se le ha dado en la heráldica española. Dicho esto, hoy quiero hablarles de un tema sumamente interesante: La desaparición de las abejas.

La desaparición masiva de cientos de millones de abejas en todo el mundo preocupa a los científicos desde hace años. La alarma saltó en el año 2006, cuando se afirmó que las abejas estaban desapareciéndo. Aunque este problema ya venía de lejos y pueden rastrearse casos hasta los años noventa del siglo pasado. Desde entonces el número de estos insectos ha disminuido de forma desmesurada, el denominado problema del «colapso de las colonias» (CCD, por sus siglas en inglés), cuyo origen todavía no ha sido resuelto.

Muchas teoría se han lanzado al respecto pero parece ser que es la exposición a una combinación de pesticidas de uso común en la agricultura los que están detrás de tan singular evento.

Según dos nuevos estudios publicados en la revista Nature Communications, este cóctel de sustancias interfieren en los circuitos de aprendizaje en el cerebro de los insectos, de forma que los vuelven más lentos a la hora de asimilar nuevos conocimientos o se olvidan por completo de asociaciones importantes para su supervivencia, como la relación entre el aroma floral y la comida. Dicho de otro modo: Las abejas, literalmente, se vuelven tontas.

Ha sido el equipo de Christopher Connolly, de la Universidad de Dundee (Inglaterra), quien ha investigado el impacto de dos insecticidas (los llamados neonicotinoides y coumaphos, utilizados en las colmenas para matar el ácaro Varroa)  sobre los cerebros de las abejas.

Para ello, las abejas con cerebros sanos fueron expuestas a estos pesticidas en el laboratorio en los niveles que existen en el medio natural, registrándose después su actividad cerebral. Los investigadores recogieron que ambos tipos de pesticidas actuaban en la misma zona del cerebro, la implicada en el aprendizaje de la abeja, causando una pérdida de la función. Si ambos plaguicidas eran empleados en combinación, el efecto era aún mayor.

abeja

Este estudio es el primero en demostrar que estos pesticidas tienen un impacto directo sobre la fisiología del cerebro de las polinizadoras. A tal punto, se ha de recordar que un amplio número de plantas dependen directamente de las abejas, para su reproducción.

Geraldine Wright y Sally Williamson, de la Universidad de Newcastle, mostraron en otro estudio, que la combinación de estos mismos pesticidas afecta al aprendizaje y la memoria en las abejas. Estableciendo que cuando las abejas son, o han sido, expuestas a combinaciones de los pesticidas durante al menos cuatro días, cerca de un 30% no son capaces de aprender o realizan de una forma deficiente las pruebas de memoria. En este experimento los niveles de plaguicidas eran, también, los mismo que se encuentran en la naturaleza.

Segun Wright: «Las polinizadoras realizan conductas complejas mientras se alimentan que les obligan a aprender y recordar los rasgos florales asociados a los alimentos. La interrupción en esta importante función tiene implicaciones profundas para la supervivencia de la colonia de abejas, porque las abejas que no pueden aprender no serán capaces de encontrar comida.»

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La Increíble isla de Pascua

A 27º 7’ 10’’ latitud sur y 109º 21’ 17’’ longitud oeste, se encuentra la isla de Pascua, una joya dentro de los misterios arqueológicos que salpican diferentes rincones del planeta.

 

El día de Pascua de 1722, el marinero holandés Roggeveen desembarca en esta pequeña isla volcánica de la Polinesia. Allí hace un hallazgo que le dejara impresionado; el descubrimiento de cientos de esculturas (algunas de ellas de más de veinte metros de alto) que representan siluetas humanas completas, aunque sus cabezas son tan desproporcionadas con respecto a sus cuerpos que, durante mucho tiempo, se conocerían con el nombre de “cabezas” o “bustos”.

 El nombre exacto que estas colosales representaciones reciben en el idioma nativo es “moai” (literalmente “escultura”), se estima que su número ronda las 600 efigies, todas ellas talladas en tuba, roca del volcán Rano Raraku y su datación oficial oscilaría en torno a los 700 años de antigüedad.

  Estos moais están catalogados en dos tipos según su características: los que se están recubiertos de símbolos y se encuentran en la ladera del volcán Rano Raraku y los que se encuentran situados en muros paralelos a la costa, de espaldas a la playa, y coronados con sombreros cilíndricos llamados “pukaos” y que fueron tumbados en el siglo XVIII después de fuertes enfrentamientos entre nativos que terminaron en una cruenta guerra tribal. En un primer momento se estimó que sus órbitas oculares se habían dejado vacías a propósito, hasta que el 1978 el arqueólogo pascuense Sergio Rapu halló inmensos ojos de color blanco esculpidos con coral y toba roja y que posteriormente se le añadieron a algunos de los moais para que recuperasen su aspecto original.

Probable aspecto que tendrían los moais originales con sus «sombreros» y «ojos». Imagen cortesía de videojuego.wikia.com

 

En 1950, el marino noruego Thor Heyerdhal estimó que los primeros pobladores de la isla serían gentes provenientes del Perú y que, posteriormente, la isla sería colonizada por sucesivas tribus llegadas de la Polinesia. De hecho, en 1947, se llevó a cabo la expedición de la Kon-Tiki, una balsa que realizó una travesía entre Perú y la Polinesia con la intención de demostrar el origen amerindio de las poblaciones polinesias. A pesar de ello, hoy en día se considera que las ancestrales comunidades isleñas no tienen ningín vínculo con antiguos colonos llegados del continente americano.

 En cualquier caso, según la tradición pascuense, el primer habitante de la isla fue un personaje conocido con el nombre de Hotu Matua, quien habría arribado a la isla desde alguna parte de la Polinesia acompañado de su esposa. Unos treinta reyezuelos habrían sucedido a Hotu Matua hasta 1862. Un segundo rey (o jefe militar) era elegido todos los años. La tradición estipulaba que todos aquellos guerreros que deseasen detentar dicho rango debían encontrar, antes que sus rivales, el primer huevo que las golondrinas ponen sobre el vecino islote de Moto Nui. La competición se realizaba cada primavera, después de una ceremonia consagrada a una especie de divinidad conocida como el Hombre-Pájaro.

 En aquel año, 1862, los negreros peruanos diezmaron casi en su totalidad la población nativa de la isla de Pascua que, hasta la fecha, estaba constituida por una comunidad eminentemente pescadora y agricultora, muy jerarquizada y combativa. Hoy en día, la población de Pascua se reduce a unos 5.000 habitantes que ya casi nada tienen que ver con los antiguos pobladores de la isla.

 

 Muchos investigadores, arqueólogos e historiadores se han aventurado a buscar alguna clase de significado sobre aquellos magníficos monumentos que la isla esconde. Puede que las tablillas de madera que los nativos nos han legado contengan alguna clase de explicaciones sobre el que sigue siendo un misterio. Estas tablillas, llamadas “rongo-rongo” están talladas con signos que se presentan indescifrables. Desde 1950, multitud de investigadores han dedicado parte de su vida a intentar, en vano, descifrar aquella amalgama de signos con figuras de animales, plantas, antropomorfas…

 

 

Fragmento de tablilla Rongo-Rongo encontrada en la isla de Pascua. Imagen cortesía de lonelyplanetimages.com

 

 

Uno de los investigadores que trató de arrojar algo de luz sobre las construcciones fue Thor Heyerdabl, que en 1955 consiguió izar una escultura de veintitrés toneladas en dieciocho días y con la ayuda de solo doce pascuenses. Para lograrlo se aprovisionaron de tablones que usaron a modo de palanca; una vez izada una parte de costado se colocaban piedras debajo de ella. Después iban levantando poco a poco dicho costado, colocando más piedras debajo hasta así lograr ponerla totalmente vertical para terminar enderezandola con cuerdas. Pero, lo que Hayerdabl no pudo explicar fue como fueron puestos los sombreros de las estatuas, algunos de varias toneladas de peso.

 

El como fueron transportadas las esculturas desde su lugar de construcción hasta donde hoy reposan también fue motivo de numerosos interrogantes. En 1955 se intentó un experimento recostando algunos de los colosos sobre un lecho de madera a modo de trineos tirados por cuerdas. El experimento resultó mas o menos satisfactorio aunque no llegó a ser concluyente, pues muchas de las piezas comenzaron a deteriorarse gravemente en el transporte. A la vez, surgió otra pregunta.. ¿ Tendrían los nativos pascuenses capacidad para construir gigantescos trineos de madera? Y es que la isla de Pascua (de origen volcánico) cuenta con una vegetación muy pobre en la que escasean los árboles. El botánico inglés John Fenley afirma que, en el pasado, la isla estaría cubierta por densos bosques. El hallazgo, en 1983, de de algunas nueces de jubea (frutos de un árbol conocido como “palmera de Chile”) parecen abalar dicha hipótesis, lo que proporcionaría a los nativos unos amplios recursos madereros para construir tanto tablones de madera como grandes trineos.

 

Otro de los grandes enigmas es la función de los propios moais. Existe una axioma fuertemente arraigado entre historiadores y arqueólogos que sostiene que ante cualquier artilugio, monumento, abalorio, pintura u objeto que carezca de alguna función específica sea catalogado como “objeto de culto”, “ mágico”, “ religioso”, “ritual” o “chamánico”. De esta manera, la comunidad científica se escapa de engorrosos interrogantes a la hora de dar sentido a algunos extraños artilugios que carezcan de cualquier clase de funcionalidad concreta. Siguiendo dicho axioma se estimó que las esculturas de Pascua responderían a alguna clase de ancestral culto a los muertos o a los ídolos. Hay autores que también afirman que probablemente su propósito era el de “cuidar de la isla”, pero el hecho de que las esculturas estén giradas hacia la tierra, y no hacia mar, vuelven a esta hipótesis poco concluyente.

 

Pero lo mas misterioso e interesante del tema se descubriría recientemente, aunque algunas fuentes aseguran que ya en 1915 se tenia conocimiento de este hecho. Me refiero al enigma que nos presentan alguno de estos moais, en concreto, aquellos cuyo cuerpo se encuentra enterrado bajo tierra, algunos a una profundidad de hasta 8 metros. Si estas estimaciones son ciertas, no nos quedara mas que afirmar que dichas construcciones se remontarían a un tiempo antiquísimo (unos 15.000 años de antigüedad), en una época coincidente con la era postglacial caracterizada por el numero de tsunamis y el aumento del nivel del mar. Esta época, que coincidiría con el Paleolítico Superior, conllevaría una total ruptura con lo expuesto anteriormente ya que, muy probablemente, la isla de Pascua incluso podría carecer que cualquier tipo de presencia humana en aquel tiempo a la vez que se presenta imposible que la construcción de tales monumentos pudieran llevarse a cabo con la tecnología de la época, cuando las mayores representaciones artísticas se limitaban a algunas pinturas en cuevas.

 

 

Profundidad que alcanzan algunos moais cuyos cuerpos permanecen enterrados bajo varios metros de tierra. Imagen cortesía de starviewer.files.wordpress.com

 

 

Elena Blatvasky fundadora de la sociedad teosófica en 1875, siguiendo los postulados de Philippe Sclater (quien acuñó el termino de Lemuria en 1850) sostiene que los moai fueron construidos por antiguos habitantes de Lemuria, un mundo altamente civilizado que sería el equivalente, en el océano Indico, a la Atlántida.

El coronel Curchward, por su parte, cree que lo antiguos habitantes de isla y los colosales esculturas son una reminiscencia material de la avanzada civilización de “Mu”, que se habría extendido desde el norte de Hawai hasta el sur del continente.

Para otros, la isla de Pascua no habría pertenecido a Mu ni a Lemuria, sino que sería alguna clase de enclave colonizador atalante hacia el Pacifico e Indico.

 Para alguno, los moai son las representaciones de antiguos visitantes del cosmos que habrían entrado en contacto con las antiguas civilizaciones amerindias. Y es que los pocos pascuenses mestizos que perviven a día de hoy sostienen que dichas esculturas son la representación de ancestros poderosos y poseedores del maná (un particular poder mental). ¿Tal vez estos misteriosos visitantes espaciales ayudaron a los pascuenses a construir y levantar tales colosos de piedra en la isla?

 

A día de hoy la isla de Pascua sigue siendo uno de los rincones de la Tierra en la que antiguos alardes de construcción siguen resultandonos inexplicables si nos basamos en la tecnología de la época y ciñendonos a los postulados que defiende la ciencia histórica.  Actualmente, se encuentran unas 400 estatuas en la cantera excavada a la falda del Rano Raraku sin terminar, sin que se conozca la razón de abandonar tan colosal obra. Mientras, 600 increíbles esculturas vigilan hoy la isla de Pascua sin que sepamos quién las construyo, cuando, como y con qué propósito…

Moais. Imagen cortesía de viajesamiritmo.com