Existen técnicas por las cuales podemos recibir mensajes de otras dimensiones, quizás, otros mundos que solapados al nuestro, consiguen comunicarse con nosotros, son muchos los investigadores que están trabajando en tan sorprendente tema.
En esta ocasión traemos como invitado a Raúl López, un experto en Transcomunicación que recibe mensajes de esas extrañas dimensiones.
Os presento un interesante debate efectuado en Cadena Pirenaica, correspondiente al programa Sabiens, donde Ferran Prat, JL de Mundo Desconocido y Artur Homs exponemos los muchos misterios existentes en la comunicación humana y las lenguas muertas, asimismo, hablamos de cuestiones paralelas que rodean cuestiones muy poco investigadas sobre el sistema de comunicación humano más extendido.
Todos los seres vivos, inherentemente se comunican entre sí, es simplista pensar que las plantas no se comunican entre ellas, sencillamente porque desconocemos como lo hacen.
Todos recordamos la famosa película “Avatar” donde había una intrincada red neuronal de comunicación entre las plantas que habitaban “Pandora”, pues algo así parece haberse descubierto recientemente.
Al parecer, las plantas utilizan a ciertos hongos que habitan en sus raíces utilizando unos hilillos delgados que disponen llamados micelios, esos micelios son la forma de comunicación que permite a plantas separadas a metros de distancia comunicarse entre sí.
Aparentemente, las plantas se avisan de peligros, o la ubicación de nutrientes o incluso generan tóxicos de manera sincrónica para atacar a posibles amenazas, una especie de “World Wide Web” vegetal.
Las plantas entregan alimentos a los hongos y los hongos proporcionan agua, minerales y… comunicación.
Incluso estas redes de hongos, parecen crear un campo inmunológico a las plantas, se ha descubierto que cuando el hongo en cuestión “coloniza” las raíces de las plantas, estas crecen más abundantes y son más resistentes.
Esto fue descubierto por un experto en hongos llamado Paul Stamets que en 1970 al observar la disposición de ese hongo a través de un microscopio electrónico, le recordó a ARPANET, que por entonces era la red de comunicaciones del departamento de defensa.
Tan increíble es todo esto que las plantas incluso pueden transferir alimentos a otras plantas para cuidar de ellas, como descubrió en recientemente, e incluso va contra la llamada “teoría de Darwin” ya que los arboles grandes protegían a los pequeños árboles y los vegetales cercanos, el medio se defendía y se protegía generosamente en vez de luchar entre ellos por la supervivencia.
Aparentemente, incluso cuando las plantas son atacadas por hongos dañinos, estas advertían a las demás para eludir esa amenaza según afirma el científico Ren Sen Zeng de la universidad China agrícola de Guangzhou.
También recientemente, lo confirmó David Johnson de la universidad de Aberdeen quien descubrió que entre ellas “hablaban” pero no era capaz de detectar el lenguaje.
¿Acaso las plantas tienen inteligencia…? creo que sí, pero el que desconozcamos algo, no quiere decir que no exista.
si queréis mas información sobre este mundo desconocido de las plantas, podéis visitar este sitio
Ha sido Olaf Kruse quien con sus investigaciones ha descubierto una especie de energía desconocida que existe entre las plantas como forma de comunicación y como alimento (si he dicho bien… Alimento).
Con los experimentos que relatamos en el siguiente video, explicamos como se ha descubierto dicha forma de energía que aparentemente se genera a nivel molecular, asimismo explicamos como entre seres humanos esa forma de energía desconocida parece existir también, según nuestro punto de vista.
En 2008, el director M. Night Shyamalan estrenaba la que esta considerada como una de sus peores películas, “The Happening”. En ella se narraba el ataque por parte de las plantas a los seres humanos lo que hacia que estos se suicidasen sin explicación aparente. Pero… ¿Puede esto suceder científicamente? ¿Pueden comunicarse las plantas y coordinar un ataque? Parece que si…
El pasado febrero de 2012, aparecía una noticia en algunos medios acerca de que los estudios llevados a cabo en la Universidad de Exeter (Reino Unido) habían demostrado como las planta son capaces de comunicarse con sus semejantes. En el momento en que uno de los experimentadores cortaba una hoja de una planta cultivada en un bancal, el vegetal emitía un gas especial con el objetivo de advertir a sus vecinos del peligro inminente, lo que hacia que la otras plantas comenzasen a liberar ciertas toxinas para repeler a los insectos dañinos.
Sin embargo, varios años antes existió un científico que ya había llegado a las mismas conclusiones y, la “primicia” de esta universidad inglesa no es tal. La historia de la que nos hacemos hoy eco desde MD, arranca hace varios años, en concreto, en 1985. En verano de aquel año, 4.000 kudús (antílopes de la sabana africana) aparecieron muertos en un rincón de la reserva de Kruger (Sudafrica).
Imagen cortesia de «fotos0.mundofotos.net»
Los criadores no eran capaces de encontrar las causas de por que toda una población de estos animales habían muerto súbitamente en uno de los extremos de la reserva mientras que, al otro lado de las vallas, la población de Kudús en libertad tenían un aspecto totalmente saludable. Desconcertados, los directores de esta famosa reserva de caza, pidieron ayuda al zoologo de la Universidad de Pretoria, el profesor Wouter Van Hoven.
Van Hoven practico minuciosas autopsias a un grupo de aquellos Kudús y tras el análisis, el zoologo observo lesiones sistemáticas en el hígado y el estómago: los Kudús habían sido envenenados. ¿Pero por quien? ¿Y por qué?
Tras analizar los excrementos de estos antílopes, Van Hoven comenzó a sospechar de las acacias. Parecía que las acacias, eran capaces de secretar grandes cantidades de taninos tóxicos cuando se las agredía.
Para corroborar su hipótesis, se internó en la reserva armado con unas mandíbulas mecánicas que imitaban las dentelladas del Kudú. El resultado fue que la acacia caffrareplico casi inmediatamente. En apenas quince minutos su producción de tanino se incrementó en un 94%.
Acacia caffra cortesía de www.inheemsebome.co.za
El tanino que segregan algunas plantas es un sistema protector de las mismas. Las plantas liberan taninos que hacen a los herbívoros encontrar el sabor de sus hojas totalmente repugnantes, de tal manera que abandonan las ramas que se han vuelto incomestibles y se dirigen al árbol vecino. Pero en cautiverio, en recintos superpoblados, los kudús se vieron obligados a alimentarse de los mismos arboles y se envenenaron lentamente con tanino.
Hasta ese momento, todo era bastante normal. Centenares de plantas secretan toxinas defensivas cuando se sienten agredidas (algo similar a lo que seria nuestro sistema inmunológico). Por ejemplo, los tomates atacados por un moho son capaces de producir fungicidas naturales, mientras que los robles invadidos por muérdago producen una toxina que impide ser invadidos en exceso.
Pero lo mas asombroso que Van Hoven descubrió fue que la acacia caffra era capaz de prevenir a sus semejantes de los posibles ataques del antílope para protegerse. Van Hoven observó que el aumento de tanino no afectaba únicamente a los arboles mordidos, sino también a sus vecinos aun no atacados. Sucedía como si la primera victima diera la voz de alarma a sus compañeros y estos comenzaban a secretar toxinas de manera preventiva. Esto fue lo que había exterminado a toda una población de Kudús de la reserva, no podían abandonar las hojas envenenadas pues todas lo estaban, lo que hizo que los Kudús no pudiesen renunciar a una dieta cargada de toxinas y, por ende, habían sucumbido por envenenamiento.
Lo que Van Hoven no pudo identificar fue que clase de mensaje vegetal se transmitía de árbol en árbol, aunque se sospecho que se tratase de etileno. Esta sustancia química era ya conocida por su función en la maduración de los frutos y parecía ser producida por las hojas de las acacias masticadas, antes de ser llevado por el viento hasta el árbol vecino.
En 2010, Ren Sen Zeng, de la Universidad de Agricultura de China del Sur, demostró la existencia de una red de hongos que forman unos hilos blancos, llamados micorrizas, en el 80% de las plantas. Esta red de hongos serviría a las plantas como una red de comunicaciones entre ellas. Según Dan Durall, de la Universidad de Columbia, las plantas silvestres son capaces de desarrollar grandes redes de micorrizas con un radio de varios metros, y no solo entre plantas de la misma especie, sino entre plantas de distinto género. Esto sería la prueba de que existe una gran red de comunicación “global” entre las plantas.
¿Serían entonces las plantas capaces de lanzar un ataque químico de manera coordinada ante una amenaza externa? Parece que la película de Shyamalan está más cerca de la ciencia que de la ciencia ficción; y es que la naturaleza, no deja de asombrarnos…
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