Si es usted propietario de un “flamante” IPhone, sepa que en algún momento el poder establecido podría bloquear la cámara de su teléfono para que ni grabe ni saque fotos.
Todo a partido de una curiosa patente concedida a Apple en el mes de Junio para que se puedan desactivar con controles infrarrojos y de manera remota, todas las cámaras de estos caros aparatos.
En la solicitud de la patente, Apple pone el ejemplo de una banda de rock que está dando un concierto, y preventivamente, para que nadie lo grabe, desactivan todas las cámaras de los iPhone en la zona.
Al parecer, ya en 2009 lo intentó y algunos observadores, han afirmado que podría ser utilizada por los gobiernos represivos (dícese de aquellos gobiernos que recortan la libertad humana, revise si el suyo lo hace) o fuerzas de seguridad.
La patente, ha sido aprobada, pese a las miles de firmas contra ello.
Este tipo de tecnología, quizás atenta contra el artículo 19 de la declaración de la ONU sobre los derechos humanos, y quizás contra alguna ley de libertad que todavía queda en pié en los distintos países.
Como saben, en muchos países está prohibido grabar ciertos acontecimientos brutales, eso es debido a que es más fácil cometer una injusticia cuando esta no se graba, ese es quizás el verdadero argumento.
Que cada uno observe si esto es aplicable a su país.
JL
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1 comment
Crecí en una extensa y agreste zona al Norte de la Argentina, donde llamaba más la atención un hombre desarmado que uno que llevara un fusil colgado del hombro. Gente primitiva pero con la noción de que nos faltaba civilización. Noción de algo vergonzoso que hubiese cargado por el resto de mi vida si nunca me hubiese civilizado. Muchos años después de haber incorporado la lengua castellana libre de la influencia de las lenguas indias, y habiendo aprendido una lengua extrajera que en la práctica no sirve más que como un ornamento, cuando sentí que había alcanzado la preciada civilización, sentí también tristeza: Había cambiado la inconmensurable libertad de mi espíritu, por apenas un poco de civilización.
Después de leer sobre cómo limitan al hombre civilizado hasta en mínimos detalles, tales como cuándo y dónde disparar una cámara, mi mente se dispersó por aquellas selvas que fueron mi hogar un día, donde había una sola regla; la que impone la naturaleza: sobrevivir.
Nada ha cambiado. El hombre no hace más que defenderse para sobrevivir. Cuando es primitivo tiene que defenderse de otras especies. Cuando se civiliza, tiene que defenderse de su propia especie.
Si pudiese elegir, volvería a ser el eslabón perdido.