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Cuádruple hélice de ADN
Acabo de leer una viejísima publicación que data del 25 de abril de 1953. Tal publicación hace mención una investigación que revolucionó la investigación genética, siendo difundida por la celebérrima revista Nature. En ella se habla sobre el descubrimiento de la hélice de ADN, por parte del físico inglés Francis Crick y el zoólogo estadounidense James Watson.
Esta macromolécula, se entiende que, contiene toda la información genética que se transmite de célula a célula y de generación en generación. Todo un hallazgo para la época.
Sesenta años después, un grupo de científicos de la Universidad de Cambridge han demostrado que el genoma humano también tiene cuádruples hélices de ADN. Como lo lee. Esta investigación, como sucediera en el caso de Crick y Watson también ha sigo publicada por el grupo Nature aunque, debido a su enfoque, aparece en Nature Chemistry.
Anteriormente, existían estudios que mostraban su existencia, pero solo en experimentos in vitro. Por lo que la cuádruple hélice de ADN no es cosa nueva ni debida a mistificaciones milenaristas o cosa parecida. De hecho, su aparición se consideraba una curiosidad más que una figura encontrada en la naturaleza. Esta es la primera vez que se demuestra su presencia en las células humanas.
Dichas estructuras, se cree, se forman en regiones de ADN ricas en guanina (una de las cinco bases nitrogenadas que forman parte de del ADN y el ARN, por lo general abreviado como G1).
El hallazgo marca la culminación de más de 10 años de investigación para demostrar estas estructuras complejas en células humanas vivas trabajando desde lo hipotético, a través de modelos computacionales, hasta experimentos de laboratorio y, finalmente, la identificación de las células cancerosas humanas utilizando biomarcadores fluorescentes.

Como decía, el Instituto de Investigación de Cambridge lleva más de diez años de trabajo a la caza de estas complejas estructuras en células humanas vivas. Su interés es demostrar la relación entre estas estructuras cuádruples y el proceso de la replicación de ADN, que es la piedra angular de la división celular.
Por lo general, el cáncer – según se explica – es impulsados por los oncogenes que han mutado a fin de incrementar las replicas del ADN, lo que lleva a la proliferación celular a una espiral fuera de control, conducente a la aparición y crecimiento de tumores.
«Hemos descubierto que atrapando el ADN con moléculas sintéticas podemos secuestrarlo y estabilizarlo, proporcionando pistas importantes sobre cómo se puede detener la división celular», señala el profesor Shankar Balasubramanian, miembro del equipo científico de Cambridge. «Muchos tratamientos actuales del cáncer atacan el ADN, pero no está claro cuáles son las reglas. Ni siquiera sabemos en qué parte del genoma reaccionan algunas de ellas. Puede ser un enfoque con una acción amplia y dispersa», añade.
Los investigadores británicos saben que las hélices cuádruples están más presentes en genes de células que se dividen con mayor rapidez, como las células del cáncer (de ahí que se publique en Nature Chemistry). De manera, que esas estructuras tan especiales son vistas como basamento de los tratamientos oncológicos futuros. Eso por no hablar de sus aplicaciones prácticas con respecto del proceso degenerativo que es el envejecimiento.
Dicho esto, se me ocurre que quizás el famoso caduceo no represente la doble helicoide de ADN, como algunos creen, pues parece ser que en esta cuestión es mucha la tela que todavía queda por cortar…
1 A este respecto, y si es usted avispado, creo que no tendrá problema en descifrar la siguiente palabra que sirve de título al film distópico transhumanista que es Gattaca.




