Las estructuras cerebrales de los insectos, son mucho más simples que las de los humanos, por ejemplo, las abejas, tienen únicamente 5 millones de neuronas en comparación con los 100 mil millones de neuronas que ostenta un cerebro humano.

Un reciente estudio, parece demostrar que pese a las limitaciones neuronales de los insectos, estos son capaces de tener conciencia propia y recrear experiencias subjetivas personales.

Según los estudios del biólogo Andrew Barron y del profesor de filosofía Colin Klein, parecen concluir que los insectos no se perciben a ellos mismos como los humanos nos percibimos, tampoco perciben el entorno de la misma manera, pero afirman que las estructuras de sus minúsculos cerebros, parecen disponer de elementos homólogos al cerebro humano  que permiten comprender el entorno y comprenderse a sí mismos.

Asimismo, afirman que la percepción de ese entorno por parte de los insectos, no es tan rica y detallada como la que los humanos tienen, el gran neocórtex de los humanos en el cerebro, permite entregar toda esa riqueza del entorno.

Del mismo modo, afirman que esa capacidad de autoconciencia debió aparecer hace unos 541 millones de año, cuando los primeros invertebrados comenzaron a aparecer.

Como vemos, poco a poco, el viejo axioma de «como es arriba es abajo» que la ancestral piedra esmeralda rezaba, se aplica nuevamente en un campo como es la inteligencia, y la diferencia entre lo mas pequeño y lo mas grande, solamente difiere en una cuestión de grado y complejidad.

La pregunta que yo me hago es ¿alguna especie mas evolucionada que el ser humano nos vera como nosotros vemos a los insectos?… quien sabe, y sinceramente, espero que nos traten mejor que nosotros tratamos a nuestros inferiores.

JL