Mundo Desconocido

Mitos

, , , , , , , , , , , ,

Ahora sí…

Como alguno ya sabrá, hace un tiempo escribí un libro que trataba sobre la magia. Qué es y que no es. De dónde viene y a donde va, mitos y leyendas… Y aunque se ha hecho esperar, debido a los avatares que la vida de cuando en cuando plantea, finalmente está disponible.

Este post va dirigido a todos aquellos que han solicitado hacerse con un ejemplar de Tratactus Magicae.

Cualquiera que esté interesado puede solicitarlo, desde ya, a la siguiente dirección de correo electrónico:

jpnliber@yahoo.es

Allí recibirán las instrucciones pertinentes para la adquisición de uno o varios ejemplares, todos firmados, dedicados y numerados. 140 páginas que no dejan indiferente.

Como aperitivo os dejo la entrevista que me realizase Frank G. Rubio acerca del libro.

Las impresiones de un asistente a la presentación que hiciera del mismo.

Y un par de  videos (1 y 2) introductorios a la obra.

TratactusM

 

, , , , , , ,

La raíz cerebro

Siguiendo la línea argumental que HugoFD abrió, en singular sincronía con un artículo que había preparado sobre las plantas, hoy vengo a hablarles sobre un hecho en el que muchos habrán caído: ¿Tienen las plantas cerebro?

Hará cerca de doce años que leí en un libro de jardinería el siguiente aserto:

«Siendo la raiz la parte mas importante de la planta, debido a que la planta nace por la raíz y muere por la raíz, debemos tomar el tiempo necesario para observar que el crecimiento radicular esté en óptimas condiciones.  Es por esto que decimos que la raíz es el cerebro de la planta…»

Quien esto dijera no podía imaginar cuan cercano estaba de la Verdad. A tal punto, asemejar este hecho con el cese de funciones de un animal, por muerte cerebral pudiera parecer un tanto fantasioso. El caso es que, agárrese la peluca, no dista un ápice de la realidad. Y es que ya se sabe…

Esto lo digo porque el ápice de la raíz, según se ha confirmado recientemente, podría tener una función similar a la del cerebro de los animales, a la hora de recibir e interpretar señales del entorno y coordinar respuestas en forma de movimientos, respecto de ellas.

Esta idea no es nueva: Darwin ya la formuló en 1880. Tal teoría se conoce como «root-brain». Aunque no comparto para nada el punto de vista darwinista, en el cual Dios es sustituido por el azar1, en este caso concreto, sí que he de darle la razón, sobre todo porque no se relaciona con el darwinismo aunque provenga de Darwin.

El hecho de que se hayan detectado en la raíz señales químicas y eléctricas análogas a los de nuestro sistema nervioso avala la hipótesis del cerebro raíz. Esta comunicación entre las células de la planta dependería de un centro de operaciones en el ápice de la raíz, donde se integraría y se procesaría la información para la consiguiente toma de decisiones. Una investigación realizada en el laboratorio de Biología Molecular de plantas de la UAB sobre la distribución y regulación de la auxina, (hormona implicada en el desarrollo de las plantas superiores), está aportando nuevos conocimientos para comprender mejor estos procesos.

Cualquiera que tenga curiosisdad puede consultarlo en «A dominant negative mutant of protein kinase CK2 exhibits altered auxin responses in Arabidopsis». Marquès-Bueno MM, Moreno-Romero J, Abas L, De Michele R, Martínez MC. Plant J. 2011 Jul;67(1):169-80. doi: 10.1111/j.1365-313X.2011.04585.x.

Foto cortesía de pixabay
Foto cortesía de pixabay

Y no sólo eso, sino que la idea de una comunicación entre las células vegetales con mecanismos similares a los animales, y de la existencia de un centro que integraría las señales y la toma de decisiones implica que los conceptos de inteligencia, memoria, comportamiento y cognición son aplicables a las plantas superiores, que exhiben pautas elaboradas que tienen un papel relevante en su ciclo vital. Lo cual hace pensar que las plantas no carecen de sistema nervioso, sino que son sistemas nerviosos virtuales2.

Esto nos lleva a dos cosas:

1.- La mal llamada «neurobiología vegetal», de la que se empieza a hablar, orientada al estudio de la obtención de información, su procesamiento y su transformación en una respuesta por parte de las plantas, en base a un sistema integrado de señales que incluye:

– Transporte de impulsos eléctricos a grandes distancias (mayores que en los humanos o animales de gran tamaño).
– Transporte de auxinas (hormonas vegetales) por vesículas a tejidos vasculares especializados.
– Producción de sustancias químicas con función similar a las de los neurotransmisores del sistema nervioso de los animales.

2.- Varapalo a los supremacistas maniqueos que escudándose en la ausencia de sistema nervioso, sentimientos o habilidades cognitivas vegetales condenaban a todos aquellos infieles pecadores que no se comportaban como ellos querían.

1 Decir: «Dios lo quiere…», es lo mismo que decir «intervino el azar».

Foto cortesía de pixabay

2 Provistos de órganos sexuales. Reconozco que es simplista, pero de momento nos vale.

, , , , , ,

Mitos. Ascálafo.

En el artículo de hoy quiero hablarles sobre un hecho que bastante a menudo me llega a soliviantar. Con la expansión de internet y su accesibilidad han aparecido una serie de intérpretes, defensores a ultranza de los más enfermizos y delirantes dogmas, que creen saber interpretar toda una pléyade de símbolos que siquiera conocen. Y es que reza un dicho popular que es lo malo – y no otra cosa – lo que abunda.

Toda suerte de espíritus, entes demoníacos y hasta el mistificado coño de la Bernarda aparecen por acá y acullá de la mano de estos que creen que saben por tener capacidad fonadora o motil (en sus dedos, claro).

Esta pretendida sabiduría que algunos sacan a pasear (por no decir que la regüeldan, por ser incapaces de tragarla) sólo es señuelo para captar – y también coptar – a otros más ciegos que ellos que sin duda alguna pondrán algo más que la propia vida en manos de estos que vengo hablando, por ejemplo el pecunio. Quizás esto se deba a algún tipo de carencia afectiva, pero ese es otro tema.

Es por ello que de forma breve, expondré un mito de la grecia clásica y daré algunas interpretaciones al respecto para que se vea el modo y manera en que algunos exponen lo que creen en oposición a lo que es.

El mito: Ascáfalo convertido en Búho.

Dice Juan Bocacio que Ascálafo, hijo de Aquerón y la ninfa Urna, fue transformado en búho tras ser su cabeza empapada con las aguas del hirvientes del Flegetón por cuanto éste afirmó que Perséfone (Proserpina) había comido de los frutos del Infierno. Siendo que Hades (Pluto) le hubo prohibido tal cosa a menos que quisiera quedar presa de él y de su mundo. Los alimentos del Infierno que hubo comido Perséfone fueron siete granos de los que trae una granada.

En este mito, se quiere ver que el tal Ascáfalo, fue castigado y convertido en búho por acusar a Perséfone de haber roto la condición que Hades le hubo impuesto. Interpretándose desde un dogma basado en otros mitos, que fue debido a que el búho es ave vocinglera, ave de canto triste, con más plumaje que carne y con hábitos más que aborrecibles, así lo son los acusadores y por esta causa Ascálafo fuese convertido en tal.

Se dice que Ascálafo es hijo de Acherón (tristeza) y Urna (sepultura), pues las acusaciones generan tristeza y muerte. Pretendidos atributos del búho según – y siempre en comparativa con el mito original – una novísima fe. El hecho de la cabeza de Ascálafo fuera regada con las aguas hirvientes del Flegetón aduce al hecho de como se calienta la cabeza de los acusadores con sus tretas e infundios.

Como se puede comprobar, esta primera interpretación no sólo es cruel con el pobre Ascálafo sino que además es parcial y está sesgada intencionadamente (quien la hizo omitió elementos interpretativos fundamentales), promoviendo un discurso de odio/miedo contra algunas personas. De forma sintética podría decirse que Ascálafo fue condenado por chivato y que recibió justo castigo. Implicando esto que no es la corrección de la persona lo que prima, sino la ausencia de testimonios que delaten nuestras obras. Un mensaje que sin duda proviene de una mente podrida con unos escasos conocimientos sobre lo antiguo y su interpretación, entre otras cosas deleznables.

Una interpretación más objetiva, que incluya los elementos aparecidos en el relato, dejarían en mejor lugar a todos ellos, desapareciendo el furor vengativo de Perséfone o la miseria de Ascálafo.

Ascálafo, parece ser un astrólogo, en tanto en cuanto que hace afirmaciones sobre Perséfone, la Luna. Que como reza el mito de Perséfone, se encuentra la mitad del tiempo sobre la tierra y la otra mitad bajo ella. El Infierno, que no es otra cosa que el inferos, representa lo que hay bajo de la tierra. Pero no de la tierra/suelo, sino de la Tierra/planeta. Del mismo modo que el cielo es lo que hay por encima de ella. Ya sabe: Supramundo, Mundo e Inframundo. Un sistema circular y alterno con centro en el planeta, por el que todo cuanto está en el cielo viaja por el inferos y viceversa. Ahora arriba y visible, ahora abajo e invisible.

Los siete granos son los siete planetas y la conversión en búho viene dada por dos motivos. El primero es ser ave nocturna como lo es un astrólogo, el segundo es ser ave de la sabiduría, por sus descubrimientos y enunciados.

Las hirvientes aguas del Flegetón (ardor, flamígero) vendrían a resaltar en forma alegórica cómo es el proceso intelectual que lleva a uno a adquirir conocimiento (como se calienta la cabeza, el esfuerzo) y Aquerón y Urna son las cualidades del sabio, tristeza por saber (que la felicidad la tiene el ignorante) y la reclusión, que es lo que es una sepultura – lugar de confinamiento – en comparativa no con la muerte sino con el lugar de estudio.

De modo y manera que Perséfone, no habría castigado a Ascálafo según se nos quiere hacer creer, sino que en su faceta real – no mitológica – como representación de la Luna, habría hecho a sabio (búho) al astrólogo, que la observaba y emitía afirmaciones sobre ella.

Como puede comprobarse, esta segunda interpretación no es tendenciosa como la primera y sólo atañe a los representantes de la fabulación.

Ejemplos de esto que vengo contando los hay a cientos, como aquello del Sol que permite la multiplicación del sustento y los seres vivientes (plantas y animales) y que no pide nada a cambio, sino que ejerce un acto de amor calentenado al justo y al injusto, iluminándolos, haciéndolos ver por igual, ignorando las faltas o virtudes de cada cual, permitiendo la vigilia y la industria (multiplicación de panes y peces, de la mitología cristiana).

Reza otro dicho popular: «Divide y vencerás». Y no puedo sino asimilarlo al hecho y fomento de la libre interpretación de hechos y acontecimientos que, en resumen, no hacen sino separar y dividir al conjunto de la humanidad. Y tanto es así que algunos de los que podrían llevar este mundo a su destrucción, son partidarios sectarios de dogmas de fe en los que con la excusa de combatir el mal – por cierto, el anticristo no es mentado en el Apocalipsis ni una sola vez, como se suele creer – creen que el mundo acabará en una conflagración de carácter bélico en la que sólo unos pocos elegidos, los más fanáticos, serán salvos y merecedores de la presencia de Dios, si es que saben lo que es.