Mundo Desconocido

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Fenómeos sobrenaturales y fenómenos paralelos (III)

Con este nuevo artículo me propongo finalizar la serie de tres que desde hace algún tiempo vengo exponiendo. Hoy quiero tratar el lado oscuro de los fenómenos sobrenaturales y paralelos.

La creencia en Satanás o los demonios, justificada o no – y por lo general como conjetura delirante de algunos que gustan más de vivir del miedo ajeno – conlleva a la admisión y registro de los hechos relacionados con el demonismo.

Durante trescientos años, entre el 1400 y 17oo, más o menos, era creencia extendida que el Mal – encarnado en la figura de Satanás – obsesionaba a la mal llamadas brujas (de las que quizás les hable algún día). Esto desembocó en una especie de manía persecutoria que como algunos ya sabrán produjo la muerte arbitraria e injustificada de:

T1.- Tabla de Asesinatos cometidos por la Inquisición

Región

Población

Ajusticiados

Por mil

Suiza

1.000.000

4.000 aprox.

4

Reino Unido

4.000.000

12.000 aprox.

3

Polonia-Lituania

3.400.000

10.000 aprox.

2,94

Alemania

16.000.000

25.000 aprox.

1,56

Dinamarca-Noruega

970.000

1350 aprox.

1,39

España

10.900.000

59 aprox.

0,0054‰*

 

Todo en nombre de lo podrido de unas mentes que creían estar cumpliendo los designios de una entidad metahumana que según decían era todo amor y misericordia. Como de costumbre, las cosas son más complejas y si bien estas acciones partieron de la Iglesia Católica (incluídos los protestantes alemanes o ingleses), la culpa ha de recaer sobre los tarados mentales que veían en estos hechos la materialización de sus perversiones.

Bajo esta perspectiva, la de la obsesión demoníaca, se contemplaban hasta tres tipos de fenómenos entendidos como sobrenaturales, que en mi opiniòn básicamente son paralelos (por lo menos en su mayoría).

Estos tres supuestos son:

1.- Circumsessio: Consiste en toda una serie de manifestaciones externas, pero dentro del entorno, que generalmente se traducen sólo en «molestias» para el sujeto. Por lo general se acaban, según los doctos eclesiásticos, si la persona cambia y adopta una vida más devota o vuelve al contacto con Dios, con una vida más consciente de la necesidad de orar y encomendarse al Padre celestial. Cosa que desde mi punto de vista quizás tenga más que ver con apartarse de la situación de estrés que puede llevar al individuo a padecer un brote psicótico. Esto lo digo por la apología al fortalecimiento en Dios, que es paliativo de los miedos típicos del neurótico (por ejemplo que existe Satanás y que existe la posibilidad de ir al Infierno). Desde el punto de vista de la parapsicología – reconocida como ciencia desde hace más de cuarenta años por la American Association for the Advancement of Science (AAAS), que son lo que publican la revista Science, mal que le pese a alguno – estas perturbaciones, llamadas por la clerecía infestaciones, exhiben una fenomenología claramente paranormal (paralela), en la que un individuo sometido a un fortísimo estrés produce una psicorragia que se manifiesta en forma de fenómenos de tipo poltergeist, acúfenos o alucinaciones.

En cualquier caso, y cada uno con su grado de Verdad, la circumsessio parece obedecer a la alteración del estado de conciencia del individuo, presentando una serie de efectos originados en tal causa.

2.- Insessio: Podría decirse que la insessio es cuando se perciben las molestias como ataque por parte de un ser preternatural que se interpreta malvado, por querer éste dañar al sujeto. Desde mi punto de vista, creo que obedece al padecimiento crónico de brotes psicóticos en los que el individuo, como ya saben, pierden el contacto con la realidad, presentando alucinaciones o delirios, cambios de personalidad y sobre todo muestras de pensamiento desorganizado. De forma religiosa, unas oraciones y ciertos ritos de limpieza (mal llamados exorcismos por los legos), acaban con el problema siempre y cuando el individuo abrace la doctrina propuesta.

3.- Possessio: Que es cuando se entiende que el individuo se encuentra bajo una dominación total de influencia demoníaca. En este punto es cuando, de forma religiosa, se aplica sobre el individuo el rito del exorcismo que algunos (sobre todo evangelistas) han convertido en un circo y que utilizan para amansar y sacar los cuartos una muchedumbre, por lo general, histérica.

En este punto el exorcista practica un lucha de voluntades contra el pretendido ser maléfico de la misma manera que una terapia psicológica lucha contra la falsa percepción del neurótico. Los exorcismos (de exhortar, mandar) suelen tener prolongación en el tiempo y se conocen casos en los que el clérigo ha tratado a su paciente durante años.

No descartando la posible existencia de entidades metahumanas con capacidad técnica para suplantar una personalidad o poseer un cuerpo, me atrevería a decir que la inmensa mayoría de los casos (en torno de un 97%, si quiere datos) no son más que estados alterados de la conciencia del individuo que le llevan a obra de formas anómalas que a ojos de los testigos se entienden como grotescas. Estas causas producirían además la apertura de ignotas parcelas de la mente que prodrían explicar la precognición, la glossolalia (también llamada xenoglosia) y tantas otras cosas.

 

4.000 aprox.

12.000 aprox.

10.000 aprox.

25.000 aprox.

1350 aprox.

59 aprox.

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Fenómenos sobrenaturales y fenómenos paralelos (II)

El artículo de hoy es la continuación de su homónimo anterior. Mi idea era escribir sólo dos de estos artículos, pero dado que son necesarias ciertas explicaciones al respecto de ciertos asuntos, parece que habrá un tercero.

En este artículo me centraré en los fenómenos sobrenaturales de carácter místico. Para hablar de ellos es conveniente recordar que es el misticismo y desvincularlo, por supuesto, de la mistificación.

Misticismo es la unión del individuo con la faceta ulterior de la realidad, mientras que la mistificación – como ya debería saber – es el enjuiciamiento equivocado de un estado de cosas, a causa de errores de percepción o de memoria, ideales a los que se aspira y sesgos cognitivos – que son propios del dogma – tales como el prejuicio.

 

Es por ello que si bien cada individuo podría llegar a alcanzar una experiencia mística por conectar con la faceta última de la realidad (no tiene porque ser necesariamente una deidad: Inteligencias transmundanas, partículas y subpartículas, objetos interesteleares, etc), los mistificadores vienen a ser todos aquellos cuya percepción de la realidad está deformada, de modo y manera que sin haber alcanzado la experiencia tal, creen haberlo hecho o simplemente se lo inventan.

Dicho lo cual, los fenómenos sobrenaturales de carácter místico pueden agruparse en tres grupos:

1.- Éxtasis. Estado de plenitud máxima,  asociado a una extrema lucidez que dura unos momentos. Tras la vuelta a la cotidianidad despues de la experiencia, el individuo tiende a transformarse por el evento previo, pudiéndose sentir aún algún grado constante de satisfacción, por lo que es una experiencia de unidad de los sentidos, en la que pensar, sentir, entender y obrar están armónicamente integrados. El estado de éxtasis implica, como no, una desconexión con la realidad objetiva para conectarse con una realidad puramente mental dirigida hacia sí mismo (quede esto claro). La persona que experimenta el éxtasis a menudo desconecta sus sentidos hacia el exterior y los enfoca hacia el interior. San Juan de la Cruz, por citar un autor, denominaría simbólicamente a esta experiencia como «la noche oscura del espíritu», entendiéndose por ello una elevación suprema del individuo.

   El símbolo de Rolls Royce es la Dama del Espíritu del Éxtasis.

2.- Visiones. Aplicadas al contexto que se viene tratando (el de los fenómenos sobrenaturales de carácter místico), las visiones vienen a ser las imágenes que, de manera sobrenatural, llevan a la iluminación intelectual infusa. Dicho de otro modo, las visiones son la contemplanción inmediata de diversas facetas de la realidad que redundan en el contexto en el cual se desarrolla el individuo. A este punto la clarividencia, la precognición, sueños premonitorios, las alucinaciones visiuales (fenómenos paralelos) y las visiones beatíficas y demoníacas (pretendidas visiones y fenómenos sobrenaturales) entran dentro de esta categoría. Por lo general, tanto las visiones beatíficas como demoníacas, hoy día no tienen ningún tipo de valor o sentido dentro del doctrinario específico de una religión concreta pues hay quienes aducen tener visiones en una cultura, que se contradicen con las visiones de otra y ambas con la realidad. La visualización de deidades dentro del  contexto religioso actual, distan mucho de las visiones que en tiempos se tenían , donde el individuo no sólo podía interactuar con dichas entidades sino que además existía prueba innegable del contacto. Los profetas bíblicos que eran trasladados a puntos distantes de la geografía o los reyes sumerios o egipcios (entre otros) que tras la visión recibía objetos decisivos para la ejecución de la voluntad de las divinidades que aparecían en la visión son ejemplo de ello. Luego vino el razocinio espiritual1  que pervirtió este asunto.

En cuanto a las alucinaciones, decir que son una  pseudo-percepción de la realidad dada la ausencia de un estímulo externo. En ese sentido son distintas de las ilusiónes, que es una percepción distorsionada de un estímulo externo efectivamente existente (por ejemplo la pareidolia, muy vinculada a las hierofanías tales como cristos en la plancha o vírgenes en las tostadas). Las alucinaciones pueden ocurrir en cualquier modalidad sensorial – visual, auditiva, olfativa, gustativa, táctil, proprioceptiva, equilibrioceptiva, nociceptiva, termoceptiva o varias de ellas mezcladas. Aunque técnicamente aparecen mencionadas en pretendidas experiencias místico-religiosas, también aparecen debido al consumo de sustancias estupefacientes, y en pacientes aquejados de ciertos tipos dede cáncer y también en los que padecen de trastornos del sueño.

  Ejemplo de Ilusión.

 

Por útlimo, cuando el individuo se arroba y entra en un trance que le lleva al éxtasis es posible que pueda visualizar conceptos y facetas de la realidad que validarían la experiencia mística de poder comprobarse. Predecir el futuro con exactitud y antelación en lugar de a la buena de dios, nos posicionaría, como mínimo, ante un suceso paranormal que pudiera llegar a ser sobrenatural a falta de explicación.

3.- Revelaciones. Son manifestaciones de una verdad secreta u oculta. Si se quiere, de una verdad hasta ahora desconocida o no contemplada. El acercamiento del individuo a diversas facetas de la realidad, irremediablemente desembocará en revelaciones, como también lo hará la interactuación con entidades metahumanas de diverso caracter, al margen de la religión.

Para que quede claro, la revelación es ese la iluminación intelectual infusa a la que conducen las visualizaciones que se desarrollan al tener experiencias místicas. Si esto no se produce, no hay experiencia mística.

1.- El espíritu, aplicado al hombre, es el alma racional.

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Fenómenos sobrenaturales y fenómenos paralelos.

Debido a una serie de correos recibidos, creo conveniente explicar la diferencia entre la fenomenología de carácter sobrenatural y la de carácter paralelo, sobre todo aquella que está vinculada con el misticismo. Dada la extensión del mismo lo dividiré en dos partes, antes que venga alguno a quejarse de que tiene que leer durante un par de minutos.

La primera, más benigna, es la que está vinculada con la fenomenología sobrenatural vinculada a los santos. La segunda, más terrorífica está ligada a la demonomagia y demonolatría.

Dicho esto,  considero, que la fenomenoligía sobrenatural está vinculada al misticismo (entendiéndose por tal la unión o cercanía del hombre con la faceta ulterior de la realidad). Huelga decir que igual que existe el misticismo también existe el pseudomisticismo, el cual queda englobado dentro de los casos de histeria y/o paranoia de la que ciertos individuos adolecen. Dicho de otro modo, creen que alcanzan un estado místico cuando en realidad no es así.

La diferencia de los fenómenos sobrenaturales con respecto de los fenómenos paralelos es que en los últimos, aunque curiosos (excepciones que confirman la regla), no existe el elemento místico que los relaciona con la faceta ulterior de la realidad y pueden ser perfectamente explicados. Otro nombre que reciben los fenómenos paralelos es el de paranormales.

Así las cosas, puede decirse que existen dos tipos de fenómenos sobrenaturales básicos, aunque por el momento sólo hablaré de un tipo de ellos.

1.- Los fenómenos corporales de caracter milagroso, aquellos que Henri Bon llamáse prodigios biológicos, pueden dividirse a su vez den tres subgrupos:

a) Inedia. Aplicada al contexto sobrenatural es la falta de alimentación durante periodos prolongados de tiempo. Casos destacados al respecto son el de Luise Lateau, que estuvo catorce años sin probar bocado y el de Therese Neumann Konersreuth, que hizo lo propio durante más de treinta. Ambos casos siguieron un estricto control médico y científico. Pese a la busqueda de una explicación – en base a la más que razonable credulidad materialista – y a sostenerse una serie de hipótesis (suposiciones); por ejemplo alimentación a través de la piel y la respiración (lo más lógico), influjo de ondas electromagnéticas del Sol o la existencia de fuerzas cósmicas de vibración (que diría Buchinger) el hecho es genuino y auténtico, pues parece ser que los «santos» – entiéndase – llegan a un punto en el que no les es necesario el sustento que de común se provee el hombre. Cosa estas que no llama sino a la precaución, pues no por dejar de comer uno se hace santo aunque siendo santo uno deje de comer. La inedia, mal entendida, causa malnutrición y posteriormente la muerte por inanición en el individuo ya que no es una postura que se pueda adoptar, sino más bien es el efecto de una causa pretérita. Del mismo modo que no todos los ciegos pueden recuperar la visión, no todas las personas están llamadas a ser santos. Por mucho que le recuerden lo especial que es usted, lo más probable es que acabe teniendo un problema. Precaución.

   

Prahlad Jani, referente de inedia.

 

b) Las heridas sangrientas. Que pueden ser fenómenos paralelos (raros aunque explicables) o sobrenaturales. Estos casos aparecen bajo las siguientes formas: Lágrimas y sudor de sangre, sangría fresca en un cadaver después de un periodo tras la muerte y el sangrado de objetos. Como es natural la ciencia intenta explicar estos fenómenos y por lo general suele hacerlo, por ejemplo el sangrado de la sagrada forma que suele ser producido por un pequeño bacilo (Bacillus Prodigiosus) que produce una  coloración roja similar a la sangre cuando se encuentra al abrigo de la luz y a una temperatura de 15 a 20 grados (por ejemplo la que se alcanza dentro del fresco y seco sagrario). Se desarrolla, a veces, sobre el pan, la leche y las patatas expuestos al aire y da la impresión de ser sangre. Imagine si un neurótico – tal como expone Max Scheler – en su absolutización de lo relativo  eleva a la catégoría de fetiche una forma contaminada de estos bacilos que provocan conjuntivitis, queratitis e infecciones en heridas, riñones y vías urinarias, así como infecciones respiratorias, meningitis y endocarditis. Afectando particularmente a pacientes débiles, hospitalizados y a los que tienen la inmunidad disminuida por enfermedades sistémicas o tratamientos médicos inmunosupresores, que suelen ser el tipo de pacientes que van en romería a contemplar esta suerte de pseudomilagros.

Placa de Petri con una colonia de  Bacillus Prodigiosus

 

c) Estigmas. A lo largo de la historia se han documentado muchos casos de personas que – sin causa aparente – los padecieron , es decir, sufrieron heridas que por estimación eran semejantes a las que habría sufrido Jesús  durante su pasión. Ejemplos de ello son San Francisco de Asís, la beata María de Oignies (beguina ella), Santa Catalina de Siena, Therese Neumann, Santa Gema Galgani o Pío de Pietrelcina.

Las estigmatizaciones son  heridas de las que las ciencias médicas no logran la curación  de los  mediante tratamiento alguno (ergo hay control científico y médico), que no emiten olores fétidos sino aromas exquisitos, pese a ser heridas abiertas expuestas a infección y de larga trayectoria. Que no supuran ni necrosan la carne ni desangran al paciente.

En mi opinión creo que tiene más que ver con la mente del individuo que con la interacción de un ser preternatural, pues en otras cultaras, la estigmatización también se da aunque de forma diferente. Es decir, no imitan el patrón de las pretendidas heridas de Jesús.

    Therese Neumann estigmatizada.

Por último, dentro de los fenómenos sobrenaturales de tipo corporal se engloban también el fenómeno de la levitación y el de la bilocación, en los que el individuo puede vencer las leyes de la naturaleza – que es lo que es un milagro – y alzarse sobre una superficie ignorando la gravedad o estar y ser visto en el mismo lapso temporal en dos lugares a la vez.

 

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El hombre que iluminó el mundo.

Tras unos cuantos días ausente, dedicado a la investigación de diversos temas,  quiero llamar su atención sobre un hecho que considero bastante llamativo y con unas implicaciones más que evidentes. Hoy voy a comentarles algo acerca de

Nikola Tesla, científico serbio nacido en Smiljian, promotor y padre la electricidad comercial. Es conocido (pese a que algunos digan que no, por no saberlo ellos, baste decir que que la unidad que mide la densidad del flujo e inducción magnética del Sistema Internacional de Unidades es el Tesla, pero ese es un conocimiento no muy de andar por casa, claro) por sus numerosas y revolucionarias invenciones en el campo del electromagnetismo.

El efecto de transmisión inalámbrica de energía a receptores electrónicos (demostrado por el científico en 1893), sus contribuciones a la robótica, el control remto, el radar, las ciencias de la computación, la balística, la física nuclear y la física teórica son de sobra conocidos.

La fama de Tesla rivalizaba con la de cualquier inventor o científico en la historia, pero debido a su excéntricidad y a sus afirmaciones aparentemente increíbles sobre el posible desarrollo de innovaciones científicas y tecnológicas, fue relegado al ostracismo y considerado un científico loco. Muchas de sus teorías, esgrimidas por gente falta del escrupulo mínimo y necesario han servido para justificar delirios relacionados con temas ocultistas producto de la mente de estos sujetos y no del estudio de los mismos. De hecho, el monstruo que es la Nueva Era, envilece a tan insigne sabio cada vez que lo menta.

Puede decirse, sin género de duda alguna, que Nikola Tesla ha sido una de las figuras más decisivas para el progreso científico y tecnológico de la humanidad en toda la historia conocida y parte de la prehistoria que podría haber llegado a más de no ser porque Thomas Alva Edison cospiró en su contra. Tesla,  autodidacta  como era, multidisciplinar, fue uno de los fundadores de la industria eléctrica, el padre de la corriente alterna (ganando en justa lid, y por la mano, a Edison) así como el inventor de la radio (como dictaminó en 1970 el Tribunal Supremo USA frente a la controversia suscitada por los herederos de Marconi, que sólo fue un pechero de Edison). Nos legó los altavoces, las luces de neón, los mandos a distancia o los alternadores.

Por aquello de que no hay mal que cien años dure («ni cuerpo que lo resista», que diría Mario Moreno) un grupo de personas decididas a reivindicar su figura y su obra ha conseguido una hazaña del calibre de las que Tesla solía ejecutar, recaudando 800.000 dólares en menos de una semana (ya han superado el millón).

Si lo desea, usted puede sumarse y contribuir aquí, página que me hace gracia por su simpático lema, que reza:Vamos a construir un maldito museo para Tesla

La idea es adquirir Wardenclyffe Tower, en Nueva York, donde en tiempos estuvo situado hasta 1917 el laboratorio de Tesla, y que actualmente se encuentra a la venta por 1,6 millones de dólares con el propósito de convertir el recinto en un monumento histórico visitable y que permita conservar y transmitir el legado de Tesla, que no fue poco.

Parece que es más productivo «mover el hongo» que decir a los demás lo que tienen que hacer – como desde hace algún tiempo se viene demostrando – y parece, también, que aquel hombre que iluminó el mundo, ahora, brillará con luz propia.

Si les interesa la figura de Tesla les propongo escuchen el siguiente audio.

 

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El Misterio de los Biorritmos y… más cosas

Hace más de 100 años, una serie de médicos europeos de manera simultanea, descubrieron los llamados biorritmos, lo cierto es que esos ritmos biológicos tienen un fondo real y almacenan un misterio mucho mas importante de lo que a primera vista pueda parecer.

El siguiente vídeo, hablamos sobre ese enigma. No dejéis de verlo.

[http://www.youtube.com/v/jp-gNGoc-OI]

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Psicosis

Siguiendo con la serie de artículos de patologías mentales que me he propuesto escribir, quiero hablarle sobre un trastorno de personalidad sumamente curioso. Como en ocasiones anteriores, no persigo sino informar al lector, grosso modo, sobre las diversas enfermedades mentales que se ocultan detrás de ciertos comportamientos. Hoy voy a tratar el asunto de la psicosis.

Desde un punto de vista netamente psicológico, por  psicosis se entiende, de forma  genérica, el estado mental que se caracteriza por la pérdida de contacto con la realidad.

Stedman definiría la psicosis como un desorden mental severo, con o sin daño orgánico, caracterizado por un trastorno de la personalidad, la pérdida del contacto con la realidad y causando el empeoramiento del funcionamiento social normal.

Evidentemente, esto trae aparejadas una serie de implicaciones que sitúan a la psicosis como una enfermedad mental que presenta un desvío en el juicio de realidad. Que tampoco hay que confundir con insuficiencia de juicio propia de la oligofrenia, del debilitamiento de las demencias, y de la suspensión del juicio de los estados confusionales (delirantes), aunque todas ellas tengan que ver con una distorsión de la percepción de la realidad por parte del individuo. La psicosis no es una deformación, es la perdida total del cualquier punto de referencia con respecto a lo que entendemos por realidad (la puntualidad de estos brotes y su efecto difiere según la afección). Por lo general el sujeto carece de la introspección necesaria acerca de lo extraño de su conducta o sus pensamientos – que cree dentro de la normalidad o inherentes al ser humano – los cuales  terminan por provocar una grave disfunción social.

Como lo lee.

Las personas que  padecen este trastorno son las denominadas psicóticas, que no ha de confundir con los psicópatas ya que actualmente, dicha terminología (psicótico) se emplea con demasiada alegria, incorrectamente, como sinonimia de psicopático.

Los afectados por la psicosis presentan alucinaciones, delirios (siempre que se encuentren en este  estado), evidentes trastornos formales del pensamiento (cambios de las relaciones semánticas y sintácticas, como se puede ver claramente en un montón de «misterios y verdades reveladas», de ahí la importancia de conocer el significado de las palabras que se nos dicen), manifiestando además cambios en su personalidad.

Tales síntomas suelen ir acompañados de un comportamiento inusual o extraño, así como por una dificultad extrema a la hora de interactuar socialmente o de una incapacitación para llevar a cabo actividades cotidianas de lo más ordinario. Una amplia variedad de elementos del sistema nervioso, tanto orgánicos como funcionales, pueden causar una reacción psicótica. Esto ha llevado a la creencia que la psicosis es como la «fiebre» de las enfermedades mentales, un indicador patogénico serio aunque no específico. Dicho de otro modo, la psicosis indica enfermedad mental, pero no indica que tipo. Esto se debe al grado y efecto que la misma produce en el individuo. Por ejemplo, los neurótícos de tipo histérico suelen ser afectados por una psicosis de tipo depresivo.

Valga enumerar una serie de síntomas (los más comunes), que pueden hacer pensar que nos encontramos ante un paciente psicótico:

1.- Cambios bruscos y profundos de la conducta. Ahora te amo, ahora te odio. Sin impasse.
2.- Mutismo. Replegarse sobre sí mismo, sin hablar con nadie.
3.- Creer sin motivos que la gente le observa, habla de él o conspira contra él.
4.- Soliloquio. Hablar a solas creyendo tener un interlocutor, tener visiones o recibir mensajes (alucinaciones visuales y auditivas) sin que existan estímulos externos. Cosa que muy a menudo sucede en el farragoso ámbito en el que nos venimos moviendo (usted y yo).
5.- Períodos de confusión mental o pérdida de la memoria.
6.- Sentimientos de culpabilidad, fracaso, depresión. Pecado.

Cabe destacar, que algunos de estos síntomas también pueden experimentarse en condiciones no psicóticas, por ejemplo el abuso de sustancias, trastornos de personalidad, eventos estresantes (distresantes), situaciones límite, momentos graves de neurosis (por ejemplo ciertas neurosis de tipo histéricas, que no dejan de ser psicosis depresivas) y momentos de conversión (si piensa usted que es conversión religiosa,  básicamente eso es). De hecho, el continuo abuso de sustancias – cuanto más potentes más fácil – o la exposición continuada (voluntaria o no) a situaciones estresantes, sin duda acabará en brote psicótico. Dicho de otro modo: Irás y no volverás.

Por no aburrirle con la extensísima y muy completa disertación sobre la psicosis que aparece en el diccionario enciclopédico de la psique de L. C. Béla Székely, intentaré sintetizar (más o menos, más menos que más) el asunto de la psicosis a modo de conclusión.
Podemos afirmar que la psicósis es una enfermedad que se manifiesta por trastornos de la conciencia, o sea en la alteración de la capacidad del individuo para reflejar exactamente el mundo que le rodea e influir sobre él con un fin determinado,  que como en el resto de las demás enfermedades del hombre es producto la alteración de interacción normal del organismo y el medio ambiente. Cuyas carácterísticas provoca la disrrupción con la realidad y el entorno por parte del individuo generando, consecuentemente, la incapacidad del mismo para la emisión de juicio con respecto de los hechos, así como una serie de pensamientos ilógicos e irracionales que sólo obedecen al distanciamiento de la realidad del sujeto afecto y no a otra cosa.