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Con pólvora de rey
Parece ser que el ser humano es bastante predecible en cuanto a su modo de actuar. Prueba de ello son los asertos que me atreví a lanzar en el anterior artículo en el que preveía memos a los que aberraría los significados de la lengua – vía RAE – que utilizan para comunicarse (por no interesarle que usted conozca que significa lo que le dicen o por ser simplemente tontos) o el exponencial aumento de los comentarios que generalmente no llegan a 40 y que ahora mismo se han multiplicado por cinco (de los que sólo el 10% han captado lo que se quiere transmitir). A este respecto me quedo con los «pocos buenos».
Quizás otra vez también hable de los que no entienden lo que se les dice aunque se les repita y que son más prestos a condenar que a intentar entender (ya sabe, purgas Stalinistas, Holocausto, Inquisición).
Cambiando de tercio y hablando sobre la violencia como cosa, como ya dije, consustancial al ser humano y resto de seres de la creación, esta, no se puede erradicar. La idea de que me he declarado no violento o que estoy en contra de la autodefensa o incluso que defiendo a las multinacionales o el aparato estatolátrico sólo es un delirio con el que el individuo fantasea dentro de su cabeza (le sorprendería si le constase «de la mar y sus profundidades y de los peces y sus colores»). Soy violento en tanto en cuanto tengo la capacidad para ejercer la violencia, aunque no por ello tenga que enaltecerla o hacer apología de la misma. Así mismo no considero justo el tener que ir partiendo cabezas sólo porque pueda hacerlo.
No obstante, podría decirse de la violencia, atendiendo a su etimología como forma latina «violentia», que deriva del adjetivo violens, -entis, que significaba «impetuoso», «furioso». En última instancia, el origen latino de la palabra sería el sustantivo «vis», fuerza, poder, potencia. Por lo que la violencia, sin género de duda alguna, es el tipo de interacción que se manifiesta en aquellas situaciones que, de forma deliberada, provocan, o amenazan con hacerlo, un daño o sometimiento de índole física, «sexual» o psicológica. Véanse, por ejemplo, los animales que se matan o hieren a dentellada limpia en un entorno natural (ese entorno que tantos predican y al que no les gustaría nada pertenecer) o las plantas y las sustancias químicas que emplean para minar la salud (y en ultima estancia matar) a aquellos que las depredan. La violencia, entonces, no es patrimonio exclusivo del ser humano. Lo cual valida la afirmación de: «Cosa consustancial a los seres de la creación».
Estos «cimientos de la violencia», que mostrase Amancio Blanco en su libro «Mente y cerebro», afectan de tal manera que limitan sus potencialidades presentes o futuras, tal cual expusiera Johan Galtung en «Investigaciones teóricas. Sociedad y Cultura contemporáneas«. Es por ello que dependiendo de quien, como y en que manera se ejerza la violencia las acciones puedan ser ilegítimas. Sobre todo, cuando se emplean en alguna de las formas que aparecen en el libro de Jefrey A. Gray: La Psicología del Miedo (pongo los títulos y los autores para que vea que no me lo saco de la manga).
La violencia entonces, es un concepto complejo (como lo son el Bien y el Mal, si han leído a Spinoza o Locke en lugar de inventos del siglo III d.C.), que admite diversas matizaciones dependiendo de la óptica con la que se perciba una realidad que a menudo se encuentra sujeta a apreciaciones subjetivamente deformadas.
Generalmente, estas deformaciones son producto de la distorsión de la realidad que los prejuicios del sujeto provoca (Tratado de Psicología Aplicada, Volúmen V, Henri Pierón, Maurice Coumétou, Gay Durandin y Germanine de Montmollin, cápitulo sobre el Ilusionismo Perspectivo). Como por ejemplo: «JPN es un fascista». Bueno, también avisé sobre eso en el escrito anterior (no de ser un fascista sino de como existen una serie de «bocachanclas» que esgrimen tal expresión de una forma tan despreocupada que invita a pensar que realmente siquiera saben que estan diciendo). O aquella de «es muy facil copiar a los medios de información». No señor, lo que es fácil es hacer el ridículo profiriendo semejantes pamplinas. Para que se entienda, estos asertos no tienen fundamento alguno y son de un infantilismo de grado superior.
Los daños inherentes a la violencia, volviendo sobre el tema, se manifiestan de diversos modos dependiendo de los estímulos nocivos asociados a varias formas de destrucción, tales como lesiones físicas, humillaciones, amenazas, rechazo o exclusión (como el quebranto psicológico de la cajera que desarrolla un cuadro típico de ansiedad).
Es de mención que otras formas de daño (desconfianza o miedo, verbigracia) sobre el que se cimentan ciertas relaciones interpersonales, son así mismo el origen de los problemas en las relaciones grupales, bajo formas como la polarización, el resentimiento y el odio (La Personalidad, Allport). Cosas estas que perjudican el tejido del entramado social y las relaciones entre los miembros de comunidad. Y que en el entorno virtual que nos desemvolvemos encuentran caldo de cultivo, tal como se ha podido comprobar que se da por las reacciones que se han producido1.
La creación de un enemigo ficcticio u hombre de paja (chivo expiatorio, si se prefiere) que representa la suma de todas nuestras miserias y omisiones y los diversos modos que los «poseedores de la Verdad Absoluta» tienen para erradicar tal amenaza, a menudo ocasionan cisma y desavenencia entre los miembros de un conjunto, quedando unos polarizados en contra, otros a favor y los menos, al margen (quizás por inteligencia o por rechazo manifiesto de los dos bloques mencionados ante una más que patente falta de compromiso con ellos y consigo mismo). Las excusas típicas son religión, política y deporte, momento en el cual el hombre deja de psicológico para convertirse en psicopatológico (Dógmata). Unos por psicopatía y otros por neuroticismo2.
Otro aspecto de la violencia que hay que tener en cuenta es que no necesariamente se ha de tratar como un hecho consumado y confirmado (por ejemplo una agresión directa), la violencia puede manifestarse también como una amenaza sostenida y duradera, causante de daños psicológicos en quienes la padecen y con repercusiones negativas en la sociedad (los casos de acoso moral-mobbing o Rajoy, que tanto da). Donde una serie de desarrapados – que por lo general no soportan la ironía, el sarcasmo ni el sentido del humor – fagocitan del esfuerzo y fama de terceros para, con un halo de iluminación, montarse un tinglado sectario (polarización) del que ser amos y señores. ¡Pobres diablos! ¡No saben lo que les espera!
Cuando la violencia es la expresión contingente de los conflictos sociales y se da de manera espontánea (Desmond Morris, El mono desnudo), sin una planificación previa han de esclarecerse sus causas y motivos para ver si se trata de una causa justa o injusta; legítima o ilegítima (dentro o fuera de la legalidad, que justicia no es sinonima de ley); encubierta o abierta; estructural o individual. No vaya a ser que como en el ejemplo central del anterior artículo exista la premeditación de los actos violentos, que siendo ejecutado por facciones vinculadas a intereses políticos desvirtuen la justeza de acción de los desheredados (que en ningún caso actuán en masa y de forma organizada, sino más bien de manera individual y esporádica).
Como ya digo, la violencia (generalmente asociada a la agresión física y al uso desmedido de la fuerza bruta) provoca, daños físicos o psicológicos a otros seres, a través de amenazas, ofensas o acciones. Algunas formas de violencia son sancionadas por la ley o por la sociedad, otras son crímenes. ¿Alguien cree que alguno de los interfectos afrontará algún tipo de castigo ejemplar por sus fechorias, teniendo en cuenta su vinculación al sistema y los medios jurídicos con los que cuentan? Seamos serios, por favor. Cualquier hijo de vecino que hiciera algo parecido estaría ya chupando talego3. En este caso se producirán arrestos y condenas que no lleguen al mínimo para ingresar en prisión.
Aquí, donde vivo, ya se han realizado varias Operaciones Kilo, para dar de comer a familias enteras de parados, sin dar un sólo golpe y sin entrar en litigio. ¡Que curioso! ¡Soluciones alternativas! Pero la inteligencia de algunos es que no da para más.
Es por ello que comparar un acto de violencia estructural, coordinado y premeditado con lo que podría a llegar a hacer alguien sin los medios con que cuentan los primeros no sólo no es lógico sino que además es espurio. Y como dice JL: «Hay quien se empeña en comprar carne en una pescadería». Y esto es gracioso porque esos mismos que animan a la apropiación violenta de insumos ajenos cuando se lo hicieran a ellos mismos no dudarían ni un ápice en preservarlos o incluso invocar el derecho a tener portar armas. ¿Cree usted que un desesperado se pagará un viaje a la mansión de un ricacho para hacer justicia o que, por el contrario, asaltará a cualquier viandante (usted, por ejemplo) que se le ponga a tiro? ¿Será justo entonces que se tome por fuerza lo que es necesario?
Las diversas sociedades aplican diversos criterios en cuanto a las formas de violencia que son o no son aceptadas, considerándose violenta, por extensión y de una forma concisa, a la persona irracional que se niega a dialogar y se que obstina en actuar «pese a quien pese» y «caiga quien caiga». Tal como usted puede comprobar repasando los comentarios del anterior artículo. Otra frasecilla de esas que están tan manidas que pierden el sentido.
Estas personas, que siempre opinan que el resto de la humanidad son infraseres a los que educar o utilizar, son de carácter marcadamente egoísta y con escaso o nulo ejercicio de la empatía. Hipócritas como ellos sólos e impositores, de criterios absurdos (dogmas sobre un dios, la política o chuminadas varias). Lo cual, si usted ha leido Patocracia (por no citarle las obras de Robert Hare.) no deja en muy buen lugar a tamaña ralea, que sólo es merecedora de quedarse a solas consigo misma.
Estos comportamientos (en tanto en cuanto hablamos de la violencia patológica) obedecen a las situaciones más o menos graves en la vida del individuo que por algún motivo no es capaz de afrontar, la falta de responsabilidad de sus progenitores (a menudo con una marcada ausencia de referente paterno4 y sobreproteccionismo materno), la presión del grupo al que pertenece el individuo polarizado (secta) y el resultado de no poder distinguir entre la realidad y la fantasía. Y es que siempre es más fácil decir que fue el diablo quien tentó a reconocer que uno es un camueso. Entre tanto se crean y practican cazas de brujas y quemas en plaza pública. ¿Porqué que hay tanto cruzado en santa liza contra el «Mal»?
De una forma más benigna, hablando de la violencia, quizás lo deseable sea aplicarla con justeza y discernimiento (porque al ser consustancial no se puede eliminar), lo cual plantea una serie de dilemas – sobre todo morales – a la hora de ejercerla. Por ejemplo, pagarla con una cajera (que los catetos dicen: «que se hubiera apartado» ¡Como si pudiera!), en lugar de ir contra quien se debe, no sólo está mal sino que es cobarde. Se ataca al débil y no al poderoso. O dicho de otro modo van contra quien pueden en lugar de contra quien deben. Y toda la sarta de estulticias al respecto de lo cruéles tiránicos y despóticos que son sus amos no justifica el hecho. ¿Se lo imaginan?: «Querida, tu jefe es una mala persona y por eso tú vas a pagar el pato – ¿Y mi jefe? – A él no tenemos acceso ni posibilidad de ponerle en su sitio, entiéndelo». Parece un chiste de Chumi Chumez.
En ultima estancia, y siempre bien entendido (y sin hacer yo apología de la violencia, recalco), la cosa tal es la dignidad del hombre. Una dignidad que por ejercerla según quienes y según que maneras, la ilegitiman y hasta la arrebatan. Viniendo luego de esto lo anormal y lo que uno cree en oposición a lo que realmente es. Y se apelan a los buenos sentimientos (que no es más que instinto de supervivencia), para con unos que siquiera aparecen en la escena, que de una forma deliberada, obedeciendo a intereses netamente políticos y con una serie de vilezas y cobardías («yo no entré, me quedé fuera» o «todos a por la cajera»), convierten lo que se entiende por noble, en una cosa tan sucia y retorciada que ni siquiera merece ser tenida en cuenta. ¿Se los imaginan pegando tiros a la policia como los mineros asturianos? Más bien les veo corriendo. Es muy fácil justificar actos remotos desde la comodidad de una casa y la abundancia del refrigerador (y créame si le digo que yo SÍ que he pasado hambre y necesidad, pero claro hay gente piensa que el resto del mundo es como ellos: cretinos).
De hecho, fíjénse en como se polemiza sobre el derecho a robar, hurto con violencia (que es lo que es, vaya a la RAE), en lugar de protestar por la rebaja de sueldos, supresion de pagas, prestaciones y subsidios. Esto es como los debates sobre el aborto en el que algunas mujeres – por lo general sin hijos, añado – pugnan por el derecho (en el caso más extremo5) a eliminar a su progenie en lugar de pugnar por su derecho a criarlos.
Reza el dicho que el que nace lechón muere cochino, pero algunos – la mayoría, cerca del 64% – sólo se quedan en borregos. Bee. Beee.
Del mismo modo en que yo no tengo porque estar en su bando, usted no tiene porque estar de acuerdo conmigo, tampoco en contra. Pero claro, vivimos en un mundo de «buenos» y «malos» ¿no? De los que se creen especiales (elegidos), conocedores de los secretos del universo y la chusma que por no saber lo que ellos ha de ser controlada, reprimida y erradicada.
¿Luego nos preguntamos porque nos controlan? ¿Acaso no está claro?
1.- De hecho en youtube EEUU, debido a las subnormalidades que algunos se atreven a escribir, no se puede comentar si no es con los datos verdaderos. Leyes restrictivas para gente conflictiva ¡Y los demás qué!
2.- Andrew M. Lobaczewski, al tratar sobre la ponerología – y consecuente patocracia – afirma en sus últimos estudios (en los que se incluyen los de otros tantos colegas) que cerca de un 16% de la población padece alguna forma de psicopatía. Un dato estremecedor si lo comparamos con el 1% que propone Hare o con el 20% de personas con buena salud mental (el 64% restante adolece de algún grado de neuroticismo, mientras los demás tenemos que aguantar sus mierdas). Mundo Desconocido, a menos que usted no sea parte de la población humana (que de esa desconozco el porcentaje), no es una fortaleza inexpugnable que mantiene a estos sujetos alejados. 16% de la población es en todo el mundo, en todos los lados.
3.- Talego está reconocido por la RAE como sinónimo de cárcel.
4.- Padre desconocido, abandono del hogar, falleciniento a temprana edad del sujeto o peor aun, una familia tan desestructurada que aunque exista el padre no hay referente paterno.
5.- Excluyendo los tres supuestos de causa mayor (riesgo de vida de la madre, del feto y violación), en muchos debates sobre el tema se propone como solución a la escasez de ingresos el infanticidio. ¡Coño! lucha por poder criar a tus hijos no por tener una vida de mierda que te obligue a matarlos.
