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Fusión Nuclear. Fusión fría.
Sur de Oxford, la tradicional campiña inglesa. Una antigua base militar. Dentro de ella el proyecto científico más ambiciosos – y con mayor colaboración internacional- de la historia.
Parapetado tras inmensos muros y dracónicas medidas de seguridad, el centro británico para la fusión de Culham alberga una gran promesa de futuro para la humanidad: Desarrollar una fuente de energía inagotable, segura y limpia.
Entiendo que pueda criticarse tal sentencia como utópica o incluso romántica, dado el que su desarrollo de tal fin no sólo es complejo sino que es tan arduo como caro.
El objetivo de este centro (con más de 350 trabajadores de múltiples países europeos) es el de demostrar la viabilidad de la fusión nuclear. E
l tipo de energía que se produce en las estrellas.
La esperanza de crear un pseudosol en la Tierra (de ahí que se llame fría, si no imagínese) reside en el Joint European Torus (JET), el reactor más grande del mundo para la fusión por confinamiento magnético, dirigido por Francesco Romanelli. Este proyecto que la nada despreciable cantidad de 40 millones de libras anuales y está sufragado por la Comisión Europea.
El artefacto motor de las investigaciones del centro de Culham es un horno circular, de 18 metros de altura, construido a base de baldosines de berilio y tungsteno. En su interior, la temperatura puede llegar a alcanzar los 200 millones de grados centígrados. Tal temperatura se ha de contener en campos magnéticos tan potentes que hacen levitar la materia candente aislándola del exterior
La energía se genera a través de la integración de átomos, siendo el proceso inverso a la fisión donde en lugar de integración las partículas se separan. Lo más interesante – si dejamos de lado la materia que en perpetua ignición es contenida dentro de un potentísimo campo magnético – es que los átomos necesarios para el proceso se extraen del agua ordinaria y el litio, dos materiales bastante comunes. Si el trasto llega a funcionar sería capaz de proveer energía a la totalidad del planeta durante millones de años.
La energía de fusión, además de presentarse como una fuente prácticamente inagotable en el tiempo, no genera residuos y es segura. En palabras de Steve Cowley, director del programa de fusión británico: «Se trata de una energía perfecta […] A diferencia de los combustibles fósiles, no contamina, no provoca problemas medioambientales y, al contrario que la fisión, tampoco es radiactiva, ni genera residuos de larga duración […] Si todo falla, esa altísima temperatura de 200 millones de grados, se enfría y la reacción se apaga. Es imposible que salga de control. Sólo trabajamos con un gramo de materia».
A pesar de que su viabilidad científica ha sido ratificata, desde que se inauguró JET en 1983 verbigracia, el proyecto ha sufrido numerosos contratiempos debido, principalmente, a su coste. En palabras de Romanelli: «El desarrollo de las investigaciones ha estado desde siempre supeditado al precio del petróleo y la demanda de energía en cada momento. Además de conocimiento, hace falta dinero. Si no inviertes dinero no puedes progresar».
Esta máquina, que estuvo parada recientemente durante 22 meses para ejecutar labores de mejora y mantenimiento, es además la única capaz de manejar la mezcla de combustible de deuterio y tritio (variedades de hidrógeno, para que se entienda) que emplearán las centrales de energía de fusión comerciales y que previamente se pondrán a prueba en ITER (International Thermonuclear Experimental Reactor). Según Ana Manzanares, doctora en física, actualmente se estaría construyendo en Cadarache (Francia) un reactor nuclear experimental que puede llegar a multiplicar por diez la energía que se le suministra.
Aun con todo, algo huele a podrido en Dinamarca y no puedo evitar pensar que tal tinglado acabe siendo corrompido y puesto a servicio de los mercaderes y se produzcan situaciones en las que lo fácilmente evitable será el encabezado de muchas de ellas.




