El desconocido rito del UrushDaur comenzó a practicarse hace aproximadamente 11.000 años por las primeras culturas que poblaron Mesopotamia. Su función principal consistía en arrebatar el espíritu de un cuerpo para albergar en el a otro ser.
Pese a lo increíble que parezca, los escritos sumerios originales encontrados en las ciudades del norte del actual Irak cuentan con detalles su práctica e incluso incorporan estadísticas de éxito, la correcta selección de los jóvenes candidatos y algunas de las más importantes posesiones efectuadas.
Podemos pensar que todo obedece a un mito o leyenda, pero la meticulosidad de los datos ofrecidos por aquellas lejanas culturas nos hace pensar seriamente que la usurpación de cuerpos por otras almas era un acto real que estaba limitado en su ejecución a los sacerdotes y sacerdotisas de aquellos ancestrales pueblos.
¿Puede que actualmente alguna poderosa facción de la oligarquía mantenga vivo semejante rito sangriento?
¿Qué su estirpe perdure para dominarnos intemporalmente?
¿Absurdo?… Quizás, no tanto.
En el siguiente videoprograma hablamos con detalle de todo esto
Recientemente, un ingeniero en electrónica norteamericano, ha emprendido unas investigaciones sobre las personas que viajaban en los aviones de los atentados de la torres gemelas, al parecer, muchos de ellos son “inexistentes”, personajes fantasma que llenaban el avión con identidades falsamente creadas.
Una médium decide intentar contactar con un miembro del pasaje del que realmente tiene confirmación de su muerte aquel día, después de varias sesiones, la psíquica entra en contacto con el fallecido.
La entrevista es demoledora sobre lo que aquel espíritu desencarnado cuenta en referencia a los verdaderos acontecimientos sucedidos aquella mañana del 11 de Septiembre de 2001 donde desde el Aeropuerto de Logan jamás despego el avión que supuestamente impacto en la Torre Norte.
Os invito a visionar el siguiente videoprograma donde relatamos pormenorizadamente dicha entrevista.
Lo prometido es deuda. Por ello es que hoy les presento la segunda parte de la saga «Venenos». Que ya les digo que será menos «truculenta» (a petición popular) que la anterior, aunque igualmente interesante.
Hoy día, existen situaciones o dependencias donde pueden darse exposiciones intensas a cierto tipo de sustancias contaminantes, pero también, más frecuentemente, situaciones de exposiciones a tóxicos en baja concentración que a largo plazo pueden acabar erosionando la salud de una forma menos perceptible, pero más contundente. Y es que las recomendaciones diarias o exposiciones recomendadas quedan en agua de borraja debido a este hecho.
Vivimos en el tiempo de: «Por un poco no pasa nada», pero es la suma de esos pocos la que realmente está causando estragos. Por ponerles un ejemplo, los móviles vienen marcados con las radiaciones que emiten y cómo éstas están dentro de los márgenes de tolerancia Watio/Kilo. Ahora cojan cincuenta o sesenta móviles, réstenle uno (yo no uso), y métanlos todos en un autobús interurbano, tren o metro (con conexión wi-fi, que somos muy modernos) y sumen todos los Watios/Kilo emitidos al unísono. El margen no sólo se agranda sino que sobrepasa los límites establecidos (de los que hay que decir que en España son mucho más grandes que en casi cualquier país y no porque seamos de una pasta «especial»).
Otro ejemplo sería el tan aclamado flúor. Un dentífrico no contiene unas dosis excesivas de flúor, el agua lo contiene dentro de unos márgenes de salubridad, los chicles y caramélos también hacen lo propio con este elemento, algunas sales de mesa y otros tantos elementos. Ahora, sume las dosis de todos los elementos que lo contengan y de los que haga uso y verá como cambia el cuento.
De móviles y «flúores», les hablaré en otra ocasión. Hoy les hablaré del aire que respiramos ya que, desde mi óptica particular, considero que el aire es un factor determinante a la hora exponernos a ciertos tipos de tóxicos.
A muchas personas les preocupan problemas tales como la contaminación atmosférica urbana, que traducen – de una manera tan televisiva como sintética – en el humo de los coches (malo), el humo de las fábricas (malo, malo) y el de los cigarrillos de los fumadores (malo, malo, más que malo). Sin embargo, es más que probable que la contaminación del aire que más esté castigando nuestra salud no sean precisamente ésas, sino la que respiramos dentro de los edificios.
Los occidentales pasamos la gran mayoría de nuestro tiempo, dentro de espacios cerrados de toda índole y condición, como puedan ser: nuestros hogares, centros de estudio, de trabajo, comerciales o de ocio1. La contaminación que hay dentro de uno de estos lares es, de hecho, varias veces superior a la que hay de media en una calle sumamente poluta.
Es un hecho, conocido por la comunidad científica2, que buena parte de nuestra exposición a contaminantes, se da en nuestros propios hogares. Y ello es algo que ha de movernos a reflexionar y, sobre todo, a actuar ya que en nuestras moradas pueden acumularse una ingente cantidad de agentes químicos nocivos procedentes de diversas fuentes, entre las que podemos destacar los compuestos orgánicos volátiles.
Los compuestos orgánicos volátiles (COVs, en adelante) son destacados contaminantes del aire. Normalmente se trata de hidrocarburos que a temperatura ambiente normal tienden a ser gaseosos y, por lo tanto, que pueden ser respirados. Por ejemplo ambientadores.
En las ciudades, verbigracia, se generan ingentes cantidades de COVs por la combustión de gasolina, y generan un considerable problema ambiental y sanitario, ya que no sólo son contaminantes dañinos por sí mismos, sino que al mezclarse con los óxidos de nitrógeno generan ozono, que por su parte es muy problemático también (sobre todo por la acción de los terpenos, que al combinarse con el ozono de los espacios cerrados producen formaldehido). Esta importancia de los COVs (por ejemplo el CO2) como contaminantes atmosféricos a gran escala ha atraído más atención legislativa que la que tiene que ver con la exposición más directa a ellos de las personas en edificios, por ejemplo. De hecho existe una serie de científicos que argumentan que las leyes sobre las emisiones de CO2, en realidad no obedecen al asunto del calentamiento global3 (aunque bien pudieran agravarlo), sino a que la combustión de ciertos elementos generadores de COVs nos está matando (cosa que evidentemente no aparecerá en la oracular pantalla de un televisor).
En los espacios cerrados pueden acumularse mucho más contaminantes volátiles al ser liberados desde disolventes, pinturas, pegamentos, plásticos, ambientadores y productos de limpieza (no sólo el humo de un cigarrillo, sino también el incienso que tanto le gusta y le relaja, porque usted es muy espiritual ¿verdad?). Según la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA) de los EE.UU. la concentración de estos compuestos suele ser varias veces más alta (más del doble en promedio según diversas fuentes), en espacios cerrados (como puedan ser los domicilios particulares) que en el exterior. En algunos casos – agárrese la peluca – hasta 10 veces más alta que en el exterior en una planta petroquímica. Casi nada.
Son cientos de sustancias contaminantes diferentes. Entre los compuestos orgánicos volátiles tenemos sustancias como el formaldehido o el clorobenceno, y disolventes como benceno, tolueno, xileno, acetona, y percloroetileno (o tetracloroetileno).
Estas esencias pueden ser encontradas, en disolventes de pinturas y lacas, en las colas de los aglomerados de madera (que nunca fueron tan ecológicos como usted creía ya no sólo por la melanina4), y en determinados materiales de construcción, antipolillas, ambientadores, fragancias, fijadores para el cabello, aerosoles, pesticidas domésticos, cosméticos, pegamentos, limpia grasas, alfombras, impresoras (el tóner es carcinógeno) o materiales de dibujo y artesanía.
Algunas situaciones que pueden dar lugar a una prolongada exposición a compuestos orgánicos volátiles son: estar en una casa nueva con mucha madera conglomerada (o haber amueblado con mucha madera nueva de ésa clase, por ejemplo la de los muebles desmontables), haber usado determinados limpiadores químicos, haber hecho una reforma en casa, haber usado disolventes, pinturas o pesticidas, etc.
Los síntomas más inmediatos, por ejemplo ante exposiciones intensas, son irritación de la conjuntiva, molestias en nariz y garganta, cefalea, reacción alérgica de la piel, disnea (dificultad para poder respirar), náuseas, fatiga, mareos…
El vapor de formaldehido llega a provocar sangrado nasal si la exposición, además de prolongada, es fuerte.
Otras manifestaciones causadas por los COVs son trastornos de memoria, pérdida de coordinación, problemas visuales e hipersensibilidad entre otras.
Los efectos sobre la salud que pueden generar son muy variados dependiendo de cada compuesto volátil en particular. Muy frecuentemente, pueden acabar generando daños al sistema nervioso, al hígado o los riñones, que actúan como órganos diana.
Entre los compuestos volátiles se cuentan sustancias muy tóxicas. Por ejemplo, que pueden causar cáncer. Como el benceno, el óxido de estireno, el percloroetileno o el tricloroetileno. Otras, además de eso, pueden causar alteraciones hormonales, como sucede con el estireno o el formaldehido.
Muestra del carácter hostil de estos compuestos son los estragos que hacen en los embriones en los laboratorios de fecundación «in vitro», en los que hay que adoptar medidas extremas para filtrarlos y eliminarlos del aire (mediante cosas tales como filtros especiales con carbón activo y otros sistemas que deben ser continuamente vigilados).
La contaminación por COVs en los hogares es algo sobre lo que apenas se hace seguimiento alguno, a pesar de que se sabe que puede tener efectos sanitarios importantes. Y las normas existentes son muy limitadas a la hora de prevenir el problema debidamente. Es cierto que se ha hecho cierto esfuerzo, por ejemplo, para reducir la liberación de COVs debidas a los disolventes, pero queda demasiado por hacer en ése aspecto y en otros.
Otro factor, igualmente preocupante, es el polvo que inhalamos de continuo en casa, pudiendo hacer que una amplia serie de contaminantes pasen a nuestra sangre a través de la respiración. Cada día respiramos entre 15.000 y 20.000 litros de aire. Por otro lado, pasamos cerca de un 70% de nuestro tiempo en espacios cerrados (16.8 horas de media con una tolerancia aproximada del ± 10%, para una ciudad media como Madrid5).
En el año 2009, varias instituciones científicas de EE.UU., con apoyo de la Agencia de Protección Ambiental, publicaron un informe muy elocuente. Se tomaron muestras en el aire de diferentes dependencias de numerosas casas, reconociendo más de 400 sustancias compuestos químicos. Había, por ejemplo, residuos de DDT en la mayoría de las casas, y de PCBs en más de la mitad de ellas , pese a ser sustancias prohibidas hace muchas décadas. También altos niveles de pesticidas como el diazinon o el clorpirifos. Y por supuesto, ftalatos de las fragancias. También quedaron 120 sustancias sin identificar (muchas de ellas con estructuras semejantes a las de las fragancias sintéticas).
En 2003 la Universidad de Exeter analizó para Greenpeace el polvo de gran cantidad de casas de países europeos , como España. La muestra podía ser indicativa de lo que puede respirarse en cualquier hogar convencional. Detectándose alquilfenoles, ftalatos, el insecticida permetrina, retardantes de llama, compuestos organoestánnicos, parafinas cloradas (velitas de hippy), etc.
Sustancias, todas, que se asocian (siempre por estudios científicos) a diferentes problemas de salud , a veces a niveles bajos de concentración, a problemas como cáncer, daños al sistema nervioso, alteraciones hormonales y perturbaciones inmunológicas.
Otros estudios se han centrado en medir solo algunos contaminantes hormonales en las casas, como alquilfenoles o ftalatos, arrojando datos igualmente alarmantes.
Se ha estudiado, por ejemplo, la concentración de contaminantes -ftalatos, bisfenol A, alquilfenoles…- que situaciones como la descrita pueden estar originando en sectores de población muy sensibles como los niños. Y ello está causando gran inquietud.
Las sustancias químicas tóxicas que acaban integrando la composición del polvo doméstico proceden en buena medida de cosas que hay en nuestras casas: electrodomésticos y aparatos electrónicos, suelos de PVC, tejidos, muebles, alfombras y moquetas, productos de la limpieza, pinturas, juguetes, productos de aseo, perfumes, ambientadores o pesticidas domésticos.
Por otra parte tenemos que bastantes personas, por ejemplo, viven junto a instalaciones industriales desde las que pueden emitirse grandes cantidades de contaminantes químicos (refinerías, industrias del cloro, papeleras, metalúrgicas, incineradoras o plantas de tratamiento de residuos tóxicos). Y también hay que estar atentos a otras zonas donde se utilizan profusamente productos químicos tales como los pesticidas en algunas áreas agrícolas. Vivir cerca del campo (o en dentro de él) se ha convertido en lo contrario a lo que debería.
Pero no hace falta que ésas fuentes de emisión o vertido de contaminantes estén a nuestra vista para que puedan alcanzarnos, no. Debido a su volatilidad muchos de ellos de ser transportados hasta nuestra casa por el aire, cuando no por el agua. Ya que el pesticida del campo lejano se filtra al acuífero del que nos proveemos de agua.
Además de la contaminación industrial, está también la generada por los grandes núcleos urbanos. Muchos cientos de millones de personas, según la OMS, viven en ciudades con un aire que no se considera saludable. Y se sabe que la polución atmosférica urbana viene de la mano con un mayor riesgo de afecciones tales como asma, alergias o problemas cardiovasculares. Si ha decidido tirar sus velitas, su incienso y sus ambientadores, no tiene ningún tipo de garantía. Al abrir una ventana entrará por ella lo de otro y malo será que entre lo de su «bencino»6. Que a lo peor le entran en casa Bayer y Nemacur.
1.- Paradójicamente no se puede fumar porque es malo y mata, pero sí que se pueden emplear químicos altamente tóxicos (cuando no explosivos) para crear efectos visuales en forma de luz, humo, sonido, etc…
3.- De hecho, la temperatura media de los planetas del sistema solar a aumentado.
4.- Es el plástico que da apariencia de madera veteada a los tableros de aglomerado. Por su elevado contenido en nitrógeno han sido utilizados fraudulentamente para adulterar alimentos para mascotas y para humanos. De esta forma simulan tener un mayor contenido proteico del producto, aunque lo vuelven tóxico.
En 2007 se detectó esta adulteración en alimentos de mascotas exportados desde China a EE. UU.. Al año siguiente se detectó en China la misma alteración en productos lácteos para bebés. Se detectó esta adulteración en leche, helados, yogures y masa para pizzas.
5.- En ciertas poblaciones de EE.UU. el porcentaje sube a 90% con tolerancia del ±1%.
Recientemente, ha salido a la luz los llamados ciclos de Kondatriev que analizados prevén una gran guerra en un plazo no superior a 10 años, ciclos que parecen ser orquestados por poderosas entidades meta humanas que guían y controlan el destino de la Humanidad.
Asimismo, la constante aparición de Aurigas que como presidentes, ministros o secretarios de estado destruyen constantemente cualquier posibilidad de alcanzar un destino de Seguridad, Paz y Prosperidad para la raza humana.
¿Quién controla a esos Aurigas nefastos?, personajes como la recientemente fallecida Margaret Thatcher, manejan el timón de la historia para alcanzar el ansiado NWO (Nuevo Orden Mundial) por encima del bien estar de sus ciudadanos.
De todo esto y más hablamos en el siguiente videoprograma.
Hace unos días JL exponía en un videoprograma la posibilidad de ver el futuro. Hoy, en este post, quisiera mostrar que existen cientos de premoniciones, sueños, visiones… sobre futuros acontecimientos que han pasado a la historia por su exactitud y, como a modo de advertencia, sus vaticinios se cumplieron con bastante precisión. De entre ellas son especialmente famosas aquellas que tienen que ver con diferentes catástrofes que acabaron cobrándose las vidas de decenas o cientos de personas. Me gustaría hacer una modesta recopilación de aquellas que pasaron a la historia como ejemplo de que, tal vez y de alguna manera alguien, en algún momento, pueda ver o intuir un acontecimiento futuro.
EL TITANIC:
En 1898, catorce años antes de la fatídica noche del hundimiento del transatlántico más famoso de todos los tiempos, se publica una obra literaria titulada “Futilidad”, escrita por el autor estadounidense Morgan Robertson. Esta novela corta, relata el naufragio del “ transatlántico más grande construido por el hombre”, el “Titán”. Este imaginario buque impacta contra un iceberg y se hunde en una noche de abril llevándose consigo la vida de la mayoría de sus pasajeros al no contar con el numero suficiente de botes salvavidas. Las coincidencias no terminan ahí pues Morgan Robertson parece que detalla, casi a la perfección, datos técnicos que se asemejan de manera sorprendente a los del “Titanic” real. El “Titán” se hunde una noche de abril, el Titanic se hundió el 10 de abril de 1912; el Titán comienza su viaje desde el puerto de Southampton, el Titanic zarpó desde la misma localidad inglesa (Southampton); el Titán pesaba 70.000 toneladas, el Titanic 60.000; la eslora del Titán era de 800 pies, la del Titanic era de 882.5 pies; la velocidad que podía alcanzar el Titán era de 25 nudos, la del Titanic también era, exactamente, de 25 nudos; el Titán contaba con tres hélices, las mismas que tenía el Titanic; el Titán podía transportar 3000 pasajeros, la misma capacidad que poseía el Titanic; en la novela, el Titán llevaba a bordo 2.000 pasajeros, el Titanic transportaba 2.230; el Titán contaba con 24 botes salvavidas, el Titanic real con 20; el Titán poseía 19 compartimentos estancos, el Titanic tenia 15; el Titán era empujado por la fuerza de 3 motores, el Titanic eran también arrastrado por 3 motores; el impacto del iceberg con el Titán se produjo por el lado de estribor, al igual que sucedió en la tragedia del Titanic; por último, el Titán naufragó a 400 millas de Terranova, el Titanic real zozobró, exactamente, a 400 millas de Terranova.
Lo más curioso o enigmático de todo el asunto es que Morgan Robertson declaró durante toda su vida que la inspiración para escribir la novela le había venido de un “colaborador astral” el cual le había revelado los detalles de la tragedia en un sueño premonitorio. Además, su novela comenzó a gestarse nueve años antes del comienzo de los trabajos de construcción del Titanic, incluso antes de su concepción como proyecto, por lo que Robertson no pudo inspirarse para escribir su obra en ninguna clase de información real, pues tampoco existía en la época ningún navío semejante.
La obra “Futilidad” podría considerarse como una de esas misteriosas premoniciones que acabaron convirtiéndose en realidad. Además también se dice que muchas de las personas que estaban a punto de embarcar en el famoso viaje inaugural del mítico transatlántico anularon sus reservas porque habían tenido similares premoniciones catastróficas sobre que el viaje del Titanic acabaría en tragedia.
EL VUELO DC-10 DE AMERICAN AIRLINES
En mayo de 1979, David Booth, un oficinista de Cincinnati (Ohio), es atormentado por una pesadilla en la que presencia una catástrofe aérea en un aeropuerto del país. Ve, durante varias noches, como un gran jet con los colores de la bandera de Estados Unidos levanta el vuelo de manera extraña y, como consecuencia de ello, se inclina súbitamente de costado y se estrella contra la pista dejando una gran explosión de fuego y humo.
El sueño, que se repite durante varias noches, le va revelando a Booth más detalles sobre la catástrofe, de tal manera que David acaba acudiendo a un psiquiatra y presentándose en el aeropuerto de Cincinnati para advertir del desastre.
A pesar de lo disparatado de la situación, los técnicos del aeropuerto toman en serio el aviso de Booth y tratan sin éxito de adivinar, según los detalles que proporciona, de que aeropuerto se trata. Además de eso, la compañía American Airlines refuerza sus medidas de seguridad en sus grandes aviones y llevan, en algunos casos, pormenorizadas revisiones de mantenimiento.
Todo ello no fue suficiente; el 26 de mayo de 1979, el vuelo DC-10 de American Airlines se estrella súbitamente al despegar del aeropuerto de Chicago con una total coincidencia con los detalles que Booth había proporcionado como consecuencia de sus visiones. 237 personas perdieron la vida y las pesadillas de Booth se terminaron…
Momento en que el vuelo DC10 de American Airlines vira de manera brusca de costado antes de estrellarse mientras despega del aeropuerto de Chicago. Imagen cortesía de securiteaerienne.com
EL ACCIDENTE DEL R101
Los salones y camarotes flotantes de este lujoso dirigible de origen inglés eran como los de cualquier transatlántico. Como el Titanic, el R101 era el mayor y mas lujoso dirigible construido hasta entonces y su viaje inaugural del 4 de octubre de 1930 tenía como destino la India.
En Inglaterra, dos mujeres habían tenido un inquietante presagio sobre que el vuelo del R101 acabaría de manera trágica. Una era Emilie Hinchliffe, viuda de un piloto desaparecido en el Atlántico dos años antes; la otra, la medium Eileen Garrett quien afirmaba que el marido de la primera había mostrado su preocupación sobre el destino del R101 en algunas sesiones mediúmnicas en las que ambas mujeres participaron. Así mismo, Emilie había tenido varios sueños en los que un gran dirigible humeante caía del cielo.
Después de varios días, Emilie optó por informar de sus temores al teniente Johnston, un amigo de su marido que había participado en la construcción del R101. Aunque Johnston se mostró muy cortes con la “viuda” de su camarada, no hizo caso de sus advertencias.
Meses después, cuando ya se habían hecho patentes numerosos fallos y problemas técnicos en la aeronave, Eileen comunicó sus inquietudes al capitán Sir Sefton Brancker, director de Aviación Civil. Brancker también hizo oídos sordos a las advertencias de Eileen y aseguró que la nave volaría y que el mismo sería uno de sus pasajeros, convencido de la seguridad del R101.
Sifton Bracker, así como 46 de de los 52 tripulantes del R101 encontró la muerte cuando, a las 2.08 de la madrugada del 5 de octubre, una tormenta sorprendió al dirigible sobre los cielos de Francia y le hizo estrellarse, envuelto en llamas, en una colina cercana a París.
Catástrofe del dirigible R101. Imagen cortesía de euro-tongil.org
LA TRAGEDIA DE LA ESCUELA DE ABERGAN
El 21 de octubre de 1966, un derrumbamiento de tierra sepultó el colegio de la pequeña aldea de Abergan (Gales) que quedó sumergido bajo 500.000 toneladas de polvo de carbón. El accidente se cobra la vida de 122 niños, entre ellos el de una pequeña llamada Eryl Mai Jones, de 10 años de edad.
En una posterior investigación dirigida por el Dr. Juan Barker se recogió el testimonio de algunos testigos que habían afirmado que la niña había precedido la catástrofe y su propia muerte. Dos días antes del fatal derrumbamiento la niña se acerca a su madre y le dice que no tiene miedo a morir pues entonces se reunirá con Jesús, que ve todo negro en torno a ella y que pronto estará al lado de sus amigos Peter y June.
El día antes de la catástrofe Eryl Mai le cuenta de nuevo a su madre que había tenido un sueño en el que veía como la escuela había desaparecido ya que “algo negro se la había tragado”.
Hoy en día la pequeña se encuentra enterrada en el cementerio local, flanqueada, efectivamente, por las tumbas de sus amigos Peter y June.
Tragedia de la localidad de Abergan (Gales). Imagen cortesía de i.dailymail.co.uk
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