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SARS
Un nuevo virus siempre es un peligro potencial. Y los protocolos en esos casos son claros: hay que extremar la vigilancia para ver por dónde anda y qué efectos tiene. La Organización Mundial de la Salud (OMS) hizo lo propio y alertó a todos sus miembros para que estén vigilantes ante la aparición de un nuevo microrganismo de la familia de los coronavirus, un grupo que puede ser leve (causa la mayoría de los catarros) o mucho más grave (originó la neumonía atípica o Síndrome Agudo Respiratorio Grave y Agudo, SARS, en inglés).
De momento, los datos epidemiológicos son escasos: Dos casos confirmados de forma oficial. El primero el de un hombre de 60 años que murió en Arabia Saudí ,el otro, el de un catarí que ha tenido un grave problema respiratorio que se complicó con una insuficiencia renal tras su estancia en Arabia. El sujeto fue trasladado a Londres.
La posibilidad de que haya un nuevo patógeno preocupa, y más en una región que el mes que viene recibirá a cientos de miles de peregrinos en La Meca.
El Centro Europeo de Control de Enfermedades (ECDC) también recoge el caso, pero indica que el nuevo virus, aunque sea de la misma familia, no se parece genéticamente al del SARS, y que tampoco se ha comprobado que se transmita entre personas como sí hacía aquel. Aunque existen especialistas que vinculan estos casos con la denominada neumonía asiática. De la que el primer caso fue detectado por Carlo Urbani, en Hanoi (Vietnam), y alertó a la OMS. Urbani feneció -¡oh, sorpresa! – víctima de una neumonía el 29 de marzo de este mismo año.
Los coronavirus se hicieron famosos en 2003 cuando crearon el brote de SARS que agitó el sudeste asiático y llegó hasta Canadá.
Los organismos internacionales están a la espera de la evolución de la situación. Los coronavirus son bien conocidos, entre otros motivos porque causan el catarro común. Por eso la existencia de dos casos graves (tres si no contamos a Urbani) no basta para dictar una alarma. De hecho, la OMS no ha recomendado que se restrinjan los viajes y se ha limitado a afirmar que está en el proceso para conseguir más información antes de determinar el riesgo que puede suponer para la salud.
La HPA británica ha ido más allá, y menciona que en los últimos tres meses ha habido varios casos de problemas respiratorios en el Oriente Próximo, aunque no se ha confirmado que esté relacionado (posible cuarta víctima). Se ha señalando que no ha habido contagios en personas cercanas a los infectados ni en el personal sanitario, aunque se indica que puede ser porque ya hubiera pasado el periodo de incubación.
La sintomatología de la infección se manifiesta con fiebre, tos y problemas respiratorios. Lo cual no dice mucho.
Por otra parte, excarvando un poco, encontramos que los expertos de la OMS investigan en China el último brote de SARS reconociendo no tener aún «ninguna pista» sobre su origen. Hasta ahora se han registrado dos casos confirmados y seis sospechosos. A finales de abril se puso en cuarentena a más de 600 personas en Pekín y a 133 en la provincia oriental de Anhui.
El pasado miércoles abandonó el hospital la enfermera que se contagió al cuidar de la investigadora, y que fue el primer caso de SARS confirmado por las autoridades chinas esta temporada. En las últimas 24 horas no se ha producido ningún caso caso, y 115 personas salieron de la cuarentena que les fue impuesta por haber tenido contacto con algún enfermo. En 2003 murieron de SARS unas 800 personas en el mundo. Aunque por lo visto, por una variedad diferente a la tratada.
Por otro lado, se baraja la más que interesante teoría de que el virus de marras podría transmitirse a través del sudor, las heces o la orina. Esa es la conclusión a la que apuntan los indicios seguidos por científicos chinos, y que de confirmarse implicaría la adopción de nuevas medidas higiénicas para luchar contra la enfermedad.
No se ha hecho público el estudio del que parten estas conclusiones, por lo que aun es pronto para saber qué grados de concentración del virus son necesarios en la piel o en la orina para que éste sea contagioso.
«No podemos comentar sobre el estudio hasta que hayamos visto todos los detalles», afirmó Roy Wadia, portavoz de la OMS en China. Wadia recordó que hasta el momento, las observaciones de la OMS no parecen indicar que «el contagio por tacto» sea un gran peligro.
